Aclara
el general Rangel que la fuerza armada es chavista “porque dependemos de una
persona…que es el comandante en jefe…que por la Constitución es la máxima
autoridad”. El silogismo es al revés general. La máxima autoridad es el
presidente quien en consecuencia es el comandante en jefe y su persona, en este
caso la de Chávez, es lo transitorio en la institución, porque nuestra
democracia es alternativa y los seres humanos mortales, mientras que las
instituciones tienen vocación de permanencia.
La
fuerza armada no depende de una persona, sino de una función, la función
presidencial. Usted sí es chavista, depende de una persona, porque dudo que
hubiera accedido al cargo de ministro y al rango de general, de no ser por el
“actual” presidente.
Su
aclaratoria, sin embargo, puede ser interpretada de dos modos. La primera, que
usted pretende decir que no incurrió en violación del mandato constitucional
que le obliga a estar “al servicio de la Nación y en ningún caso al de persona
o parcialidad política alguna”, a pesar de que está al servicio de la persona
de Chávez y de la parcialidad política chavismo; y la segunda, que en su
historial en la fuerza armada desde su ingreso como cadete hasta el generalato
de ahora ha sido perecista, herrerista, lusinchista,perecista de nuevo,
lepagista, velasquista, calderista y finalmente chavista. Creo que un buen
intérprete o un futurólogo diría que usted quiso enmendarse y hasta enviar un mensaje diciendo que sería “caprilista”, todo antes que
dejar de mamar de la teta del estado.
Su
segunda aclaratoria fue sobre los señalamientos que lo vinculan con la
guerrilla colombiana y el narcotráfico.
Usted insistió en “que carecen de pruebas”. Por favor no aclare, porque
confunde. Una cosa son las pruebas y otra cosas son los hechos. Una respuesta
inequívoca habría sido, parodiando la frase ritual de un testigo, que declara
en un Tribunal conocer a alguien “de vista, trato y comunicación”, que usted
hubiera dicho “de vista puede ser que a lo largo de mi vida me haya topado con
ellos, pero no tengo ni trato, ni comunicación”.
Usted
no lo hizo, solo Dios sabrá porqué, ya que me permito dudar que usted mismo lo
sepa, porque “decir que carecen de pruebas”, es tan cercano a una aceptación
del hecho, que solamente una persona desapercibida, incompatible con la índole
militar, puede no advertirlo.
Caracas,
13 de febrero de 2012
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