Si desea comunicarse con nosotros puede hacerlo por forodemocratacristiano@gmail.com
o hacer click en "comentarios" debajo de cada artículo para dejar su opinión.

14/11/12

La fragua por Oswaldo Páez-Pumar


Me parece ver el proceso de unificación de la oposición en curso de fragua después de una diáspora de casi tres lustros. Por ser un asunto de visión resulta apropiado traer una cita que creo de Lord Byron, pero hasta en esto puedo estar equivocado “two men see throu the same bars, one saw the mud the other the stars”. En los procesos políticos no hay que atender únicamente a la sociología o la psicología social. La química también provee explicaciones para lo que estamos viviendo: el catalizador.

Si los lectores recuerdan el catalizador es un elemento que interviene en las reacciones químicas sin integrarse con los elementos que participan en ella y crean un nuevo compuesto, pero sin su presencia la reacción no es posible. Es esto lo que ocurrió el 7 O. La pelea entre quienes pensaban que denunciar el registro electoral, las capta huellas y los cientos de mecanismos fraudulentos era llamar a la abstención y los denunciantes que veían en la pasividad ante la evidente parcialización del CNE una actitud cómplice en la conducción del pueblo hacia un fracaso cierto, entró en un proceso de reacción química, el catalizador fue el CNE y el producto un ariete que no es ninguno de los sectores opositores en pugna. Quedó definido por el periodista MFS “contra el CNE a votar”.

El gobierno y el CNE, que es lo mismo, saben de la presencia del ariete y tratarán que los componentes vuelvan a su estado inicial, porque el gobierno dispone de muchos catalizadores para ese propósito y lo que importa es el estado de alerta, porque si un catalizador cualquiera entra en contacto con alguno de los elementos puede generarse una reacción contraria y volveremos al estado previo. ¿Contamos con algún método, instrumento o antídoto para evitar el efecto de los catalizadores que desplegará el gobierno?
          Sí. El primero es mantener al catalizador primigenio, al CNE, donde está, al descubierto en su condición de órgano de uno de los contendientes y en consecuencia inaceptable juez. No se trata ni de anunciar un fraude por anticipado, ni de que si no cambian las condiciones no iremos a votar. Se trata de que si a la oposición no le es dada participación plena en todas las etapas del proceso desde la revisión total del registro hasta el conteo final, los resultados serán consecuencia de un delito electoral en flagrancia.

Lo segundo es mantener la claridad del objetivo, que es librar al país de un régimen que en lo político avasalla al ciudadano, en lo económico lo arruina, en lo social lo esclaviza, haciéndolo mendigante y en lo intelectual lo robotiza como repetidor de consignas. Todo lo que hagamos, digamos o escribamos es contra el proyecto porque el objetivo es librar al pueblo de la dictadura totalitaria que lo amenaza. Lo que digan otros opositores así consideremos que lo dicho termina favoreciendo al gobierno no es objetivo, porque perderíamos tiempo tratando de hacer una oposición perfecta, cuando lo que necesitamos es una oposición permanente.

El perfecto opositor ve las acciones de “la oposición” llena de estupideces cometidas por otros.  Carmona, las marchas, la huelga de PDVSA y el llamado a la abstención. Antes de lo que ocurrió nadie podía predecir lo que ocurriría, pero en esos anatemas ¿cuánto no responde a expectativas que se frustraron? Esto es lo que más gravita entre los opositores como elemento anti catalizador.

Me van a perdonar que para concluir me cite. No recuerdo cuando, pero escribí, “iremos de derrota en derrota hasta la victoria final”. Siento que muchas cosas que han ocurrido fueron pequeñas victorias aunque no se tradujeron en la obtención del objetivo final, pero marcaron parte importante del camino que andamos, sin éxito, pero es el que hemos hecho al andar. ¿Compañero opositor, sabe usted si su camino de verdad tendrá éxito? Respeto al camino de otros viajeros es catalizador.

Caracas, 14 de noviembre de 2012

13/11/12

Ahora es diciembre por Yon Goicoechea


Este liderazgo ni le ganó ni le ganará a Chávez, no tiene contenido
YON GOICOECHEA |  EL UNIVERSAL

El problema del país no son las gobernaciones que vayamos a sacar en diciembre, ni las alcaldías que se rasguñen en abril, si es que para abril hay alcaldías y no comunas. ¿Nadie se da cuenta de que esas gobernaciones no servirán de nada si no se frena el Estado comunal o comunista? Pocas veces el mundo ha visto un régimen que concentre a los grandes poderes públicos y privados de un país, con petróleo ilimitado para comprar consciencias y con vínculos con las grandes redes de narcotráfico y terrorismo del mundo ¡el asunto no es Miranda!

La respuesta al avance totalitario en Venezuela está en la lucha no violenta, tipo Václav Havel o Gandhi. Eso significa protesta pacífica pero extrema (que es un derecho, no un delito), no cooperación, desconocimiento de autoridades y otras formas de resistencia. No hay manera de parar el comunismo sin rebeldía.

El otro asunto serio es dotar de contenido político la propuesta opositora. Chávez ha beneficiado a un sector importante de venezolanos gracias a los elevados precios del petróleo. Lo ha hecho de forma insostenible e irresponsable, generando una dependencia voraz. Nosotros debemos entender y explicar (en ese orden) que el rentismo es inviable en Venezuela y que el petróleo no da para tanto; que ya le explotó en la cara a los adecos y que volverá a pasar. Y no es que debamos explicarlo a los pobres, no, en nuestro país eso no lo entiende la clase media, ni los ricos, salvo casos excepcionales. Hay que discutir sobre el futuro del petróleo y plantear un modelo de inversión social sostenible o no habrá democracia, porque nuestra estabilidad está ligada a períodos de bonanza. Ese es nuestro reto generacional.

Este liderazgo ni le ganó ni le ganará a Chávez, no tiene contenido. Ahora nos quiere vender el "diciembre mágico", pero sigue sin discutir el fondo. Es urgente que surjan líderes distintos y surgirán, la pregunta es si el país opositor los seguirá y si todavía queda un dueño de medios dispuesto a arriesgarse. 

martes 13 de noviembre de 2012 

8/11/12

La entrevista por Oswaldo Páez-Pumar


Circulan por Internet las palabras del ministro Giordani con ocasión de una entrevista suya con el General Lameda tiempo atrás, sobre la necesidad de disponer de treinta años para implantar el socialismo, pues solo sería posible, cuando los nacidos y criados en la pobreza  percibieran esa realidad como natural. En ese empeño en la URSS Lenin y Stalin y sus sucesores, menos notorios pero no menos criminales, emplearon 72 años infructuosamente de 1917 a 1990. Castro va a cumplir 54 en Cuba, en el mismo empeño por lograr lo que Giordani aspira a implantar en Venezuela en 30. No vale la pena mencionar las hambrunas que generaron Mao y Pol Pot en China y Cambodia, con el mismo predicado, porque en nuestra cercanía Castro tiene el mérito de haber originado una verdadera epidemia en la vista de los cubanos cuyo origen fue una desnutrición generalizada. Las tarjetas de racionamiento no fueron capaces de vencer la desnutrición. Que se sepa, nunca, ninguno de los hermanos Castro hizo uso de la tal tarjeta. Quizá sacrificándose para dársela a alguno más necesitado.

Milovan Djilas percibió este fenómeno hace mas de medio siglo y escribió “La Nueva Clase” un libro que no es otra cosa que la descripción de como los miembros del partido comunista, en este caso el yugoeslavo, teóricamente el más suave  de todos los “socialismos” del momento, se hacían no solamente de toda la autoridad sino de los bienes del Estado para decidir sobre su manejo, conformando “la nomenklatura”, la nueva clase, algo así como los boliburgueses o el PSUV, que tenía a su cargo ejecutar el proyecto de esclavizar al hombre concreto, al que necesita la carta de racionamiento, mientras llega el momento de la redención de la humanidad, abstracta, que no requiere ni comer, ni vestirse, ni hospedarse, ni educarse.

El ministro Giordani es un hombre instruido, un egresado de la Universidad Central, es decir, con credenciales académicas que lo colocan en un sector privilegiado de la población, ese que asiste a la Universidad y que en el decir del nuevo régimen, es una creación de la revolución porque los venezolanos antes de la llegada del iluminado de Sabaneta no teníamos esas posibilidades, que ahora se brindan con tal despliegue de eficiencia que los títulos para los cuales se requería antes más de un lustro de estudios se logran en un par de años. Pero la ilustración no está necesariamente en pugna con el cretinismo, esa enfermedad que se caracteriza por un peculiar retraso de la inteligencia, porque lo que el ministro nos propone es similar a lo del isleño que pretendió enseñar a su caballo a vivir sin comer; y cuando el noble bruto estaba ya a punto de aprender, se le murió.

Caracas, 8 de noviembre de 2012

2/11/12

Sesquipedalia Los impuestos por Humberto Seijas Pittaluga


No, no vamos a hablar de esas exacciones que nos vienen de arriba, que nos abandonarán solo cuando seamos finados, que debieran revertirse en obras y servicios para los contribuyentes y sus familias pero que, frecuentemente, son usadas por la clase política para hacer creer que hacen algo mientras dejan caer una tajada en sus bolsillos.  Eso, aquí y acullá, pero aquí también es utilizada para financiar amigotes —que, más que eso, son chulos que nos salen muy caros, por cierto— allende los mares tipo el barbas cagalitroso habanero que no termina de morirse, el nica estuprador y dipsómano y el cholito que vive de la coca que vende (legal o ilegalmente, eso no lo preocupa).  Nos vamos a referir a las personas que caen dentro de la definición del participio irregular que aparece en el título.  Recordemos que del verbo “imponer” surge el sustantivo “imposición”, cuya más gráfica acepción es: “Exigencia desmedida con que se trata de obligar a alguien”.

Algunos los llaman “candidatos turistas”, porque recién ahora conocerán el territorio al cual fueron designados por el Primer Dedo de la República.  Por ejemplo, agarren al turquito que escogió para Aragua, pónganlo en el atrio de la Catedral de Maracay y díganle que camine hacia la Plaza Bolívar.  ¡Segurito que coge para la que le queda enfrente!  Pero no, esa es la Girardot.  La Bolívar le queda como a siete cuadras al Este.  ¿Sabrá dónde queda El Pao de Zárate?  O, para ponérsela más fácil, ¿se sabrá el nombre de los municipios aragüeños?, o ¿dónde queda la Tiara de mi niñez?  Hagan lo mismo con el negrito ¡perdón!, afrodescendiente Aristóbulo y pregúntenle dónde queda San Tomé.  Los canales de Mare-Mare sí los conoce bien porque allí es donde tiene acoderada la  maraca de yate que compró.  ¿Con el sudor de su frente?  ¡Muy difícil!  ¡Y Erika en Cojedes!  Cuando se entere que de Las Vegas para abajo los zancudos no pican sino que muerden, arrancan el pedazo de carne y vuelan con él hasta el techo para comérselo sin molestias, segurito que le dice a su amadísimo líder que la releve con otro de la Nomenklatura que sea más basto —que de esos, abundan por ahí— y la mande para algo más esplendente, como corresponde a alguien de su refinamiento urbano.

Hay otros que no son “turistas”, en el sentido estricto de la palabra.  Pero Vielma Mora, a pesar de ser gocho, no es mucho lo que haya estado por el Táchira en los años recientes.  Y cuando fue, fue a aplicar fuertes exacciones y multas a sus paisanos.  ¿Y qué decir del hombre de las varias cédulas, Rodríguez Chacín?  Es guariqueño, pero sus querencias y “el asiento principal de sus negocios e intereses”, para ponerlo en el lenguaje del Código Civil, están en Barinas.  Debe ser que al régimen le interesa aumentar el radio de acción de los guerrilleros colombianos y traerlos más hacia el Centro, y facilitar el aterrizaje de los aviones aquellos, los que no llegan a aeropuertos sino a lugares descampados…

En cuanto a Ameliach —quien les fue impuesto a los rojos carabobeños durante una fúrica malacrianza de Elke Tekonté— hay varias cosas que señalar.  Primero, que no es el que aspiraba el pueblo llano que usa franelas rojas.  Ellos querían, quieren, al alcalde de Puerto Cabello.  Vaya usted a saber por qué, porque como burgomaestre no es mucho lo que haya realizado.  Pero como carreteador de gente para las concentraciones, sí hizo su trabajo.  Su designación va a contrapelo de los porteños doblemente: por lo antes señalado, y porque despreció a esa ciudad como el sitio para votar.  En una más de las trapacerías del CNE —de acero cuando se trata de la oposición, y de plastilina en cuando al régimen y las decisiones de este, según Aveledo— se mudó a Valencia.  Segundo, el nombre de un hermano de él aparece muy seguido junto al de Makled por aquello de los químicos que ayudan en la confección de drogas.  Y tercero, todavía no está muy claro lo del asesinato de una secretaria suya…

Ni él, ni ninguno de los anteriores designados a punta de dedo porque “dizque no tuvieron tiempo de hacer primarias”, llega a los estados para buscar la mejora de esas regiones: Aristóbulo afirmó —uno no sabe si fue por candidez o por descaro— que ellos llegarían a esos cargos (condicional del verbo “no te vistas, que no vas”) a cumplir los deseos de su jefecito, no a gobernar.   En todo caso, todos ellos van a acabar con los gobiernos regionales; su misión es darles la estocada para imponernos, a contrapelo, lo del dizque “poder comunal” (que solamente es más poder para Caracas).  Y cuando eso suceda, ya no habrá elecciones.  Si no lo creen, léanse el texto de esas “leyes”…