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23/4/12

La lección de Aponte Aponte por Luis Betancourt Oteyza


Después de oír al Coronel y abogado Eladio Aponte Aponte el miércoles 18 pasado por Globovisión, en la sensacional entrevista que le hiciera la periodista Veriuska Velasco, sentí al igual que una gran mayoría de ciudadanos, venezolanos y extranjeros, que nos acompañan y trabajan con nosotros, vergüenza, rabia y tristeza por Venezuela; digo mayoría, que incluye a seguidores de Chávez todavía, pues estoy seguro que una minoría, de venezolanos y extranjeros que aquí se encuentran en sus “misiones”, lo que sintieron fue un gran miedo, miedo de haber sido descubiertos y en evidencia por uno de ellos. Fue un primer testimonio brutal; vendrán otros, más comprometedores para políticos y militares corruptos. Quedará sin velo una de las traiciones más asombrosas que se le han hecho a nación alguna en la historia. Ni siquiera la entrega de países de Europa a Hitler durante la Segunda Guerra se puede equiparar a la que se ha ejecutado bajo la sombra del engaño de Chávez y sus cómplices. En el caso de esos gobiernos europeos se actuó abiertamente por fanatismo u obligados por la derrota, como la Francia de Vichy que lastimosamente entregó un héroe de la Primera Guerra e inspiró al gran Churchill aquella demoledora frase: “Os dieron a elegir entre el deshonor o la guerra, elegisteis el deshonor pero tendréis guerra”. Aquí nos han deshonrado y nuestra recuperación como República soberana nos puede costar mucha más sangre que la ya derramada, no nos engañemos.
La “confesión” arrancada con gran profesionalismo y valentía por la periodista Verioska, porque hace falta valor de mujer para dirigir el develo del horror que vivimos por obra de unos delincuentes colocados en el gabinete y en las FAN, ha tenido hasta ahora dos reacciones: La del gobierno, por boca de los hasta ayer camaradas del magistrado Aponte, que han quedado al desnudo en sus fechorías y han optado de entrada por llamarlo traidor, como pandilleros dolidos que se resienten del soplón; luego lo pensaron mejor, y visto que eso los inculpaba más, cambiaron a llamarlo prófugo, sin que mediara ningún proceso judicial en su contra, cuando reo no puede ser sino una persona acusada y con orden de captura, lo que hasta esa notable noche no había ocurrido. Después, como narró Aponte que era común por la gavilla de la Fiscal, la Defensora, la Presidente del TSJ, del Vicepresidente, bajo las órdenes del “Pran Mayor”, cuando era de esa pandilla, se buscaron fiscales y a un juez que le abrieran con presteza una investigación y dictaron una orden de captura, prohibición de enajenar y congelamiento de bienes, y allanamiento de su hogar, basados en delitos de menor catadura que de los que ellos están ya señalados. La calificación de prófugo lanzada apresuradamente por Tareck El Aissami fue una mentira, no lo era; es una costumbre que tiene para poner a sus víctimas a la defensiva, patrón que desde Chávez para abajo siguen todos sus ministros y demás cómplices. El ministro del Ambiente no tiene empacho en mentir cuando asegura que el agua de Valencia sólo tiene aluminio en dosis menores que una tableta de antiácido y que toma el escocés de 18 con agua de Maturín; el de Información, que los asesinados son imaginados y las madres, hermanas  y viudas que lloran a los caídos por la violencia destilada por la boca de Chávez son unas farsantes; el de Agricultura, que cada día se siembra más y las importaciones de alimentos son sólo para alimentar los pobres zamuros que viven en nuestros puertos; el de Defensa, que dirige a las FAN sin interferencia de los cubanos, y así todos y cada uno de los rojo rojitos. Son una caterva de mentirosos y farsantes que han hecho del engaño su arte y profesión. Acusan a Aponte no por lo que confesó haber hecho con ellos, no; eso sería confesar también y perder las posiciones que jamás hubieran alcanzado en un régimen decente. Una de las tareas que nos esperan cuando esto termine, porque se les está acabando, será averiguar de dónde salieron y cómo se montaron en las altas dignidades de la República semejantes forajidos y mediocres; labor para sociólogos, antropólogos, sicólogos e historiadores del mundo entero.
La otra reacción ante el concierto Aponte es la que al fin han enarbolado algunos voceros de la oposición, interpretando la indignación y cólera de la mayoría decente, que es la de exigir que se investiguen los delitos confesados y cometidos por los autores intelectuales y materiales, que los hay, porque nadie puede creer que las barbaridades narradas fueron actos individuales. El “Combo Moral”, el Alto Mando militar, la tramoya de jueces y fiscales, y Chávez y su Vice, han sido señalados con abundancia de casos concretos que las hace reos de delitos específicos. Han ordenado juicios para condenar inocentes con cobarde ensañamiento. Han ocultado responsables de tráfico de drogas, convirtiéndose en cómplices del delito. Han perseguido y destituido a jueces probos. Han acosado con los tribunales a periodistas y ciudadanos para sembrar terror entre los venezolanos. Estos no son sino una parte, la vinculada al manejo de la (in) Justicia, faltan los asesinatos, negociados, robos, espoliaciones a industriales y comerciantes, el despilfarro de nuestros recursos en beneficios de dictaduras afines y malandros confesos como Zelaya. El problema es que en estos momentos todavía no hay instituciones ante las cuales procesar a la pandilla roja rojita  y se corre el riesgo de que, advertidos como ya están por la delación de Aponte, se dediquen el poco tiempo que les queda en el poder para ocultar evidencias y pruebas de sus desafueros por lo que la oposición debe plantearse con seriedad una transición anticipada, logrando la renuncia del Tirano y sus secuaces. Se impone la constitución de un gobierno de emergencia que garantice un proceso electoral transparente y limpio, regido por autoridades imparciales y respetadas, soportado por unas FAN dirigidas por oficiales dignos, con el apoyo y el cariño de la Venezuela decente y patriota. Hemos tenido ejemplos en la historia reciente: Wolfang Larrazábal y Ramón J. Velázquez supieron cumplir y en la cantera de la patria hay otros con las condiciones para emularlos y conjurar la guerra civil que se asoma tozudamente en nuestro horizonte. Como los llaneros de Páez, sepamos ser del tamaño del compromiso que nos reta.
Caracas, 23 de abril de 2012

20/4/12

La salud del mandatario por Humberto Maio Negrete


En una ocasión Sir Winston Churchill señalaba que “el estado físico y mental de determinados dirigentes políticos, oficiales y almirantes, revelan problemas de salud que afectan su vida y su honor y que perjudican de ese modo, directamente, a la seguridad del estado y al bien colectivo”.
Hoy en nuestro país reina una total incertidumbre, tensión e inseguridad sobre nuestro diario acontecer, y peor aún, estamos presenciando una progresiva y hasta ahora indetenible desintegración de la patria como estado soberano, libre e independiente,  consecuencia de la gestión de un régimen de oprobio,  deslegitimado definitivamente  dada su inconstitucionalidad, ineficiencia y corrupción generalizada, agudizado todo este cuadro por la enfermedad grave y definitiva del jefe del régimen.
Nuestra historia nos ha demostrado fehacientemente, que una cantidad respetable de dirigentes políticos y militares que han asumido la primera magistratura del país o han ocupado cargos de relevancia y responsabilidad, no estaban en condiciones físicas y especialmente mentales, para desempeñarse con acierto y eficacia, ni  tomar las mejores decisiones en función del bien colectivo y del interés nacional. Esto nos debe llevar necesariamente a la imperiosa necesidad, de establecer en lo inmediato mecanismos legales que prevengan la llegada al poder de un enfermo físico y quizás también la de un enfermo mental, ó que ocurra la confluencia de ambas deficiencias  tal y como nos acontece en los actuales momentos. Si todo aspirante a ejercer su profesión tanto en el ámbito civil como en el militar debe someterse a rigurosos exámenes médicos, físicos y psicológicos, con más razón el futuro jefe de estado y comandante en jefe de las fuerzas armadas,  cuyas responsabilidades son mucho mayores y cuyo estado de salud atañe a los intereses de toda la comunidad nacional, debe pasar al menos, por los mismos exámenes exigidos a otros con menos responsabilidades.
Estas consideraciones deben llevarnos a algunas reflexiones sobre el origen de la voluntad de poder. Diversos especialistas y psiquiatras han advertido sobre la personalidad sicopática del jefe del régimen, así como su estructura biológica y mental, que están indefectiblemente perfiladas y evolucionadas para el conflicto desde su niñez, situación que se agrava sin duda alguna dada su ideología y militancia castro-comunista.
En estos casos la toma y el ejercicio del poder aparece como una compensación de intensas frustraciones sufridas desde la infancia, la más importante,  la del niño abandonado y rechazado, hasta la no culminación o frustración de una carrera exitosa. El poder se vislumbra de esa manera como una terapéutica, incluso como una droga, una panacea por las frustraciones sufridas,  y se comprende entonces esta necesidad de dominar a los hombres, de gobernarlos y hacerles soportar la ley del desquite. Estos individuos,  no van a admitir nunca abandonar el poder, como consecuencia de los diagnósticos y comprobaciones médicas y más aún cuando se sienten iluminados para la implantación de un régimen totalitario y excluyente ; en consecuencia se les debe desplazar, destituir o anular porque para ellos el poder es sagrado e irrenunciable. Pareciera que son pocos los dirigentes que se plantean seriamente la imperiosa y urgente necesidad de salir del enfermo para salvar a la patria y de establecer y afianzar cada vez más los mecanismos democráticos para que el poder no se convierta en abusivo y usurpador, además de  impedir que toda una nación viva en la incertidumbre e inseguridad permanentes.
Debemos entender claramente que el ejercicio del poder en nuestros países en algunos casos,  con frecuencia suele convertirse, repito, en una droga y en un recurso de desquite y opresión. En consecuencia el estudio y la permanente evaluación de la salud física y mental, así como de los  proyectos políticos de un mandatario constituyen una prioridad para la  legítima defensa de los ciudadanos.
Caracas 19 de abril de 2012

13/4/12

El próximo 11 de Abril de 2012 por Luis Betancourt Oteyza


“…las cosas, para hacerlas bien, es preciso hacerlas dos veces: es decir, que la primera enseña la segunda” Simón Bolívar
El próximo 12 de abril celebraremos otro aniversario, el décimo, de un acontecimiento que nos debe llenar de orgullo a los demócratas, por eso hablo de celebrarlo. En efecto, ese día el pueblo de Caracas, en una manifestación pacífica nunca vista, marchó espontanea y decididamente hacia el palacio de Miraflores a exigirle la renuncia a Hugo Chávez, y lo logró. En la gesta, las bandas armadas y organizadas del chavismo asesinaron a 19 venezolanos e hirieron a balazos a otro centenar. Los autores de esta masacre fueron fotografiados y filmados infraganti y las imágenes recorrieron el mundo hasta provocar un importante premio a los reporteros de un canal de televisión que a ello se atrevió. No obstante, los criminales fueron aclamados como héroes por el Tirano y condecorados con una orden inventada a tal fin. La matanza no fue peor porque las FAN, llamadas a su ensañamiento, se negaron a ejecutar la orden, en resguardo de su honor y de  una tradición de respeto a la justicia que entonces imperaba en los cuarteles. La consecuencia de estos sucesos fue, como antes anotamos, la renuncia del cabecilla, la caída del gobierno forajido, y la fuga y escondite de los cómplices más conspicuos del chavismo.
Lo que ocurrió ese 11 de abril de 2002 fue la culminación de una serie de protestas y rebeliones nacidas en la sociedad por el atropello que se ensayaba contra las leyes y los intereses nacionales por un gobierno que promovía, tímida pero decididamente entonces, el enfrentamiento entre los ciudadanos, exacerbando diferencias económicas y creando rencillas sobre bases artificiales de diferencias sociales y raciales, que presagiaban la tragedia que viviríamos desde esos primeros días hasta el infierno de éstos cuando podemos sumar más de 170.000 asesinados por un hampa estimulada por el mensaje de odio y resentimiento social y familiar que aqueja al Jefe y principales acólitos de esa horda que es el chavismo. Esa rebelión cuajó y nos liberó del Tirano, y eso debemos celebrarlo como celebramos otras fechas en honor de la libertad, aun cuando esas gestas no produjeron un efecto duradero pero significan un hito que nos anima todos los años a la lucha por nuestros derechos republicanos y democráticos. Es lo mismo que hacemos con el 19 de abril de 1810, cuando el pueblo de Caracas, desde su Plaza Mayor se manifestó para exigir la renuncia Vicente de Emparan por representar la usurpación, y lo logró; allí nació nuestra independencia, consagrada el 5 de julio de 1811. Luego esa libertad y república se perdieron por traiciones de los Vinoni de entonces, que terminaron por el regreso del despotismo y la entrega en manos de Monteverde del Precursor Francisco de Miranda, aduciendo que fue el único responsable del fracaso de la rebelión, en oscuro proceder de algunos –es curioso cómo se repite la historia con su hado perverso-, y en tan corto tiempo como sólo dos años más tarde, julio de 1812. No obstante a ese aparente fracaso, todos los años en Venezuela celebramos con actos y desfiles la fecha de esa rebelión, entre otras cosas, para recordarnos que lo logramos y que debemos intentarlo cada vez que sea obligado recuperar nuestra Libertad, hoy conculcada, nuestra Republica, hoy desdibujada por un absolutismo casi monárquico, y nuestra Soberanía patria, hoy violada por la férula cubana de los hermanos Castro. Así, los patriotas de entonces lo volvieron a intentar en 1813 con la Campaña Admirable, bajo la inspiración de Bolívar, para caer otra vez ante las huestes del Boves de entonces, también invitadas a la matanza de venezolanos, como hoy, por el mensaje del resentimiento social y racial, que duró victorioso hasta su muerte un buen día en Urica, el 5 de diciembre de 1814. Pero lo volvimos a intentar  años más tarde, 1817, y con el liderazgo del hoy denostado José Antonio Páez y sus llaneros salvados para la causa libertaria, sellamos la Independencia en Carabobo en 1821. Por eso cada vez que vivimos un 19 de abril nos acordamos de aquella rebelión y lo celebramos, y por eso este 11 de abril de 2012 recordaremos la rebelión de Caracas que sacó al Tirano del poder y lo celebraremos. Poco importa que los Vinoni de hoy, civiles y militares, nos hayan robado nuestra oportunidad de libertad y democracia, lo logramos entonces y lo volveremos a lograr, estoy tan seguro como lo estuvieron Negro Primero y los soldados de Páez en Carabobo.
Caracas, 6 de abril de 2012   

7/4/12

Mi indignación: nacional e histórica por Humberto Maio Negrete.


La Semana Santa que estamos comenzando es propicia para reflexionar y escribir, en especial sobre temas trascendentes, y particularmente, sobre aquellos que mas afectan nuestra existencia y espiritualidad aún cuando no sean estrictamente de carácter religioso.
Hace apenas cuatro días fui invitado a escuchar una brillante conferencia sobre la dramática situación de PDVSA, así como su influencia determinante en la economía nacional. El panorama presentado fue aterrador y preocupante por las nefastas consecuencias actuales y por la influencia devastadora en el futuro de las presentes y próximas generaciones. Al finalizar, pregunté al excelente expositor, cuyo nombre no estoy autorizado a divulgar, sobre dos aspectos: En primer lugar si su acertada y lúcida exposición se la ha presentado al comando de campaña de Henrique Capriles Radonsky, o al menos a los responsables del área económica de su futuro programa de gobierno, a lo que me contestó afirmativamente. En segundo lugar, si era posible que me especificara el monto de la totalidad de ingresos globales percibidos durante los once años de este régimen, cifra que ubicó en los ochocientos millardos de dólares aproximadamente. Cifra astronómica, inimaginable, difícil de captar y entender para muchos en su exacta magnitud y dimensión. Esta cifra  me ha sacudido y golpeado con tal fuerza, que me mantiene en un estado permanente de reflexión e indignación.
El porqué, trataré de explicarlo mediante una sencilla y clara comparación, ya que lo que se ha hecho durante estos once años no solo es poco sino risible y deleznable, comparado con lo que se hubiese podido hacer y no se hizo, y con lo que nuestro amado país debería tener hoy y no tiene.
Reflexionemos sobre lo siguiente.
 La reconstrucción de toda Europa luego de la segunda guerra mundial, costó veinte mil millones de dólares.
Los cuatro megaproyectos de ingeniería del siglo XX y lo que ha trascurrido del XXI, a saber: el eurotúnel Francia- Reino Unido por debajo del Canal de La Mancha; el nuevo aeropuerto de Hong Kong que implicó la construcción de una isla en pleno mar de doce kilómetros cuadrados; la represa de las tres gargantas en China en el río Yan Tzé y el gran río artificial subterráneo de doce mil kilómetros de largo por debajo del desierto  en Libia; esos  cuatro megaproyectos juntos no llegaron a ochenta y cuatro mil millones de dólares. Me pregunto ¿Qué diablos se ha hecho en Venezuela con diez veces esa cantidad, o sea con ochocientos millardos?
Veamos las grandes obras hechas ¡En once años de socialismo!:

  1. Hospital cardiológico infantil: costo 80 millones de dólares.
  2. Ramal ferroviario Cúa- Caracas: costo 600 millones de dólares. -
  3. Puente sobre el río Orinoco: costo 360 millones de dólares. -
  4. Línea cuatro del metro de Caracas: costo 340 millones de dólares. -
  5. Metro de Valencia: costo 320 millones de dólares. -
  6. Ampliación aeropuerto Maiquetía: costo 40 millones de dólares. -
  7. Nuevo viaducto Caracas-La Guaira: costo 60 millones de dólares.
  8. Centros de Diagnóstico Integrales y barrio adentro (actualmente paralizados): costo 40 millones de dólares.
  9. Cable-metro de San Agustín: costo 60 millones de dólares.
  10. Sistemas de armamentos innecesarios y obsoletos. Costo: indefinible.
El total de lo invertido en los emblemáticos y “megaproyectos” socialistas suma unos dos mil quinientos millones de dólares, con la aclaratoria que la casi totalidad de esos proyectos, los marcados con el signo menos (-) fueron diseñados, planificados, comenzados y parcialmente pagados por gobiernos anteriores ¿Entonces? Las cuentas no cuadran  ¿Donde están los reales?
Lo que se hubiese podido hacer. Algunas sugerencias prioritarias:
  • Programa y esfuerzo masivo de educación en todos los niveles: construcción de universidades, liceos y tecnológicos (3.000 a nivel nacional), maternales; en cada capital de estado. Programas de becas en el exterior para pre y post grado.
  • Homologar sueldos y salarios con los del primer mundo, especialmente para maestros y profesores, médicos, policías y jueces, que son los responsables de los pilares fundamentales sobre los que se desarrolla y descansa una sociedad: salud, educación, seguridad, justicia. Igualmente para las profesiones tecnológicas prioritarias.
  • Construcción de cuatro millones de viviendas en todo el país, creando ciudades de ser necesario según el caso.
  • Autopista oriente-occidente sin que el tránsito circule por Caracas.
  • Nueva autopista Caracas – La Guaira.
  • Grandes hospitales centrales para 500 camas en cada capital de estado.
  • Construcción de hospitales menores en cada capital de distrito y municipio.
  • Construcción de al menos una prisión moderna y con capacidad para dos mil presos en cada capital de estado.
  • Construcción de un gran y moderno aeropuerto en cada capital de estado.
  • Tren magnético para la comunicación de las capitales de estado principales, especialmente en el eje norte de oriente a occidente (velocidad 420 km-hora), similar al AVE construido en España y al de Shangai (China).
  • Ampliar y modernizar la red eléctrica nacional. Embalses y represas.
  • Construcción de modernos puertos, especialmente para grandes contenedores.
  • Recuperar y ampliar las grandes industrias básicas.
  • Proyectos para el desarrollo agrícola y ganadero. Turismo. Zonas industriales.
  • Recuperar vialidad y nuevos sistemas de transporte masivos para la gran Caracas y principales ciudades del país.
  • Concluir autopistas y carreteras existentes.
Todo lo detallado anteriormente, exageradamente podría costar alrededor de los seiscientos millardos de dólares ¡Todavía sobra dinero!
Por eso nos damos cuenta con sobrada indignación, del tamaño de la megaestafa que este régimen ha hecho. Nos debemos dar cuenta, obviamente con rabia y furia incontenibles, de la inmensa oportunidad que está perdiendo nuestro país para convertirse, sin duda, en un gigante económico y social latinoamericano. Se hubiera podido generar tal grado de ocupación y necesidad de mano de obra en todos los niveles y especialidades, que seguramente no existirían subempleados ni la mal llamada economía informal, al extremo de tener que importar mano de obra.
 Se ha perdido una oportunidad histórica única y probablemente irrepetible que debería provocar obligadamente repito, un rechazo e indignación semejantes o equiparables a la oportunidad perdida, de lo contrario pasaríamos a constituir una sociedad sumisa, adormecida y entregada como consecuencia de la molicie, incuria, irresponsabilidad y hasta complicidad con lo ocurrido hasta ahora. Todo ello en las narices de las Fuerzas Armadas, con  su  participación  e innegable connivencia, cooperación, provecho y responsabilidad.
Estamos frente a nuestro país, al igual que frente a un  paciente gravemente enfermo, moribundo de cáncer metastásico y en fase terminal.
¿Debemos esperar que ese paciente, que no es un hombre, sino toda una nación llamada VENEZUELA muera o llegue a su irrecuperabilidad en muchos años y resignarnos a ser por tiempo indefinido del tercer o cuarto mundo?
¿Qué hacer? Sencillamente ir por el principal responsable de esta tragedia, Hugo Chávez Frías, y por sus colaboradores en esta gran estafa y realidad que nos agobia. Por todas las vías posibles, así como se atacan y enfrentan las graves dolencias y padecimientos, con decisiones, metodologías,  y técnicas globales e invasivas.
He aquí mi indignación nacional e histórica.

Caracas 1º de Abril de 2012