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17/3/11

Toca fondo por Pico A. Geno

Que hayan sido ‘distraidos’
los fondos de las pensiones
para las jubilaciones
en PDVSA ha ocurrido,

porque la hizo Ramírez
de su jefe caja chica;
y eso todo lo explica
por donde quiera que mires.

No le bastó al mandón
la chica, quiso el cajón
y lo expresó de este modo:

“Esa empresa imperialista
es ahora socialista
y PDVSA es de todos.”

Caracas, 10 de marzo de 2011

Cárcel segura por Pico A. Geno

Sin duda ha progresado
la atención en las prisiones,
el preso tiene opciones
vea usted los resultados.

Siempre hubo diferencias
entre los hombres recluidos
y más de uno fue herido
por esas desavenencias.

El chuzo era el instrumento
en esos enfrentamientos
y ahora lo es la granada,

porque la robolución
llevó su impronta a prisión
y aquí no ha pasado nada.

Caracas, 10 de marzo de 2011

Tiro al revés por Pico A. Geno

La réplica de la espada
que forjó la libertad,
en Libia causa ansiedad
a Gadafi y su mesnada.

Al portador del trofeo
que seis naciones librara
esa espada no lo ampara.
Se le puso el mundo feo.

Y al que le dio el presente
no le pasó por la mente
que la espada triunfadora

es p’acabar tiranías
no p’amparar felonías;
y que les llega su hora.

Caracas, 3 de marzo de 2011

La espada de Bolívar por Oswaldo Páez-Pumar

Algunos de nuestros presidentes a lo largo de los años
entregaron a distintos jefes de estado la réplica de la espada de
Bolívar, que paró en manos de personas meritorias, anodinas e
indeseables. En los doce años de ejercicio del teniente-coronel los
recipiendarios de tal distinción se han multiplicado y “la espada
que camina por la América Latina” viajó por África y Asia,
para ir a parar a manos de dictadores que han subyugado por
décadas a sus pueblos, en contradicción con el ideal republicano
y democrático de Bolívar.
Con motivo del movimiento surgido en Libia en contra de
Gadafi, que ha dejado en evidencia su condición de homicida,
más bien genocida, se han levantado voces para solicitar de
Chávez que exija la devolución de la réplica de la espada.
No estoy de acuerdo. Que se la quede y que la guarden también
ese saco de dictadores con vocación de perpetuidad que la han
recibido de su colega venezolano. Al fin y al cabo el único destino
de esas espadas si las devuelven sería su destrucción.
En Venezuela, aun en los tiempos más agrios para Bolívar que
condujeron a la fundación de la República de Venezuela,
separada de la Colombia creada por él, siempre se ha tenido
respeto por su figura y su epopeya, sin necesidad de vincular
su nombre al de la nación, como tampoco lo estuvo al nombre
de Colombia.
Bolívar ha sido factor de unidad para los venezolanos, aunque
su figura haya sido utilizada políticamente a lo largo de los años
para combatir a los adversarios, desde el gobierno o desde la
oposición. Los venezolanos nos sentimos herederos de su legado
representado por el ideario republicano y democrático que se
basa en los tres caracteres recogidos en nuestras constituciones,
desde la de 1830 a la presente: representativo, responsable y
alternativo.
Ahora que el nombre de Bolívar se ha unido al de la nación y
pasamos a llamarnos República Bolivariana de Venezuela
enterramos la representatividad con las comunas controladas
por el ejecutivo, la responsabilidad con la delegación de la
facultad de legislar y la abulia para exigir rendición de cuentas
y no de cuentos a los ministros; y la alternabilidad con la
reelección a perpetuidad.
Trocamos el ideario bolivariano por el ideario castrista,
mugabista, mubarakista y gadafista del dictador perpetuo.
Esta es mi contrarréplica a los que exigen de Chávez que
reclame la devolución de la réplica de la espada.
Reclamémosle la renuncia por haberla conferido.

Caracas, 2 de marzo de 2011

La lección de la huelga de hambre en la OEA por Luis Betancourt Oteyza

Los estudiantes, una vez más, con su iniciativa, su
desprendimiento y su coraje, sin cálculos mezquinos,
han dado una clarinada y un ejemplo ¿Los seguirá el
país? ¿O se mantendrá dentro del juego que ha diseñado
el chavismo para eternizar su férula sobre la sociedad
venezolana?
Esta lucha ejemplar que acaban de dar 83 jóvenes
estudiantes en distintas localidades del país nos ha
dejado lecciones importantes y algunas prácticas
útiles para salir de la dictadura chavista.
La primera de ellas es que fue posible descubrirlo
completamente como régimen opresivo que mantiene
presos políticos, ya no disfrazados de “políticos presos”,
como dijo socarronamente uno de sus secuaces, asesino
perdonado en mala hora, cuando ejercía de Ministro del
Interior. Hoy todos, dentro y fuera de nuestras
fronteras, saben que en Venezuela hay presos políticos, y
muchos sometidos a prácticas crueles, como la juez Afiuni,
Iván Simonovis y otros.
La segunda, es que la tenacidad y decisión de los jóvenes
liderados por Lorent Saleh lograron vencer el cerco de
silencio y desprecio que intentó el chavismo, a la par que
la indiferencia inicial y larga de medios y partidos llamados
de oposición; salvo Antonio Ledezma, que desde un principio
se apersonó y les dio su respaldo a los huelguistas, los
personajes que compiten por candidaturas y posiciones
desestimaron lo que parecía un sacrificio de corto aliento
y sin futuro; en los 22 días que duró la batalla de hambre contra
despotismo tan sólo al 14 se pronunció el respaldo de la MUD,
cuando al fin entendieron que no todo es lo electoral. La tercera,
es que el régimen fue obligado a negociar, en su condición de
carcelero secuestrador, sobre sus rehenes políticos, como hace
las FARC por intermedio de su cómplice Piedad Córdova, otro
ecuaz del chavismo; tuvo que ceder liberando a los que
ilegalmente mantenía presos, a pesar de haberse vencido los
lapsos formales para su libertad condicional, sentarse a hablar
sobre los que están bajo procesos absurdos, como Alejandro
Peña Esclusa, y lo tendrá que hacer a corto plazo sobre los
que cree condenados para siempre, porque eso está cantado.
La cuarta, es que los venezolanos no estamos solos y que el
badulaque de Insulza fue forzado por gobiernos, americanos
y de otras latitudes, periódicos y medios importantes e
influyentes en países con embajadores en la OEA, a exponerse
a los insultos y desafueros de Chaderton y Maduro, chofer del
payaso Zelaya en Nicaragua cuando el acoso a Honduras,
desenmascarando la diplomacia ramplona y mentirosa de
Chávez que le negó la entrada al país para que no comprobara
cómo se violan los derechos humanos de los venezolanos.
Pero la lección mayor, la más trascendente, es sobre el miedo.
Los estudiantes demostraron que el miedo se vence, con duros
sacrificios y a veces con la compañía de una soledad absurda,
pero se vence: al chavismo se le puede enfrentar y la sociedad
está dispuesta, aun más allá de quienes creen dirigirla.
Y el otro aspecto del miedo es que se le vio retratado a todo color
en la cara del chavismo. Cuando empezaron sólo 8 muchachos,
fue el desprecio y el canto en el cementerio para espantar
los sustos de un contagio que al final siempre se produjo;
luego vino el retorcijón tripero que llevó al más altivo de los
secuaces a presentarse en la OEA a dialogar.
Pero lo que mejor ha retratado el miedo, que le corre frío por la
toda la verticalidad de su espalda, es el escandaloso silencio de
Hugo Chávez.
El que habla de todo y cree marear a todos con sus mentiras,
calló. Calló y sigue como sepulcro olvidado, anunciando con
su silencio la inevitable resurrección de la Libertad.
No falta mucho para que se acabe la regaladera de las espadas de Bolívar.

Caracas, 23 de febrero de 2011

La parrillada por Oswaldo Páez-Pumar

Que ministros y gobernadores la hubieran organizado sería
comprensible, que la fiscal y las presidentas del tsj y el cne
asistieran acompañando al contralor explicable; y por supuesto,
si el locutor la celebra con una perorata interminable: sería la
consecuencia obligada.
Pero, que un grupo de jóvenes contemporáneos de los
huelguistas sean los actores es incomprensible e inexplicable;
aunque es la consecuencia obligada de doce años de culto a la
personalidad y sometimiento abyecto a su capricho. De sus
padres han aprendido esos jóvenes la vileza del servilismo
al poderoso.
El gobierno, el PSUV y el PCV los acusan: “están comiendo
a escondidas”, “están siendo manipulados con fines políticos”.
Eso ameritó una respuesta contundente del joven Saleh que
involucró al remedo de canciller “que madure”. ¿Acaso no
anunciaron ellos el carácter político de su huelga? La situación
de los presos políticos.
Sin duda los 83 habrían acompañado con fines políticos a José
Félix Rivas a la batalla de La Victoria. No puedo afirmar lo
mismo de los que organizaron la parrillada.
Sin embargo, esos otros jóvenes son rescatables para la
República si tienen el valor moral de querer acceder a la
condición de ciudadanos, deslastrándose de las prebendas
que con fines de chantaje les ofrece el héroe del Museo
Militar para hacerlos sus súbditos.
Están muy jóvenes para dejarse corromper por un gobierno
que no duda en hacer uso de la extorsión y del soborno para
organizar manifestaciones de respaldo, fuerzas de choque
contra cualquier acto de disidentes y parrilladas proveyendo
la carne para robarles el alma.
También es muy joven Saleh y sus compañeros. Me aventuro a
decir que no tiene más de 21 años, pero tiene fuerza mora
suficiente para prestarle al héroe del Museo Militar y a su
ministro de defensa.
Una nota final, la diputada Flores celebró como un triunfo
del gobierno el fin de la protesta. También yo la celebro con
los huelguistas cuyo objetivo no era la muerte por inanición,
sino la situación de los presos políticos.
“SEPA EL MUNDO QUE EL GOBIERNO PROCLAMÓ
QUE AUNQUE TENGA DOCE AÑOS NEGÁNDOLO EN
VENEZUELA HAY PERSEGUIDOS POLÍTICOS Y COMO
CONSECUENCIA, NO DESDE HACE DOCE AÑOS PERO
CASI, PRESOS POLÍTICOS, A LOS QUE HEMOS LLAMADO
EN ALARDE DE CINISMO, POLÍTICOS PRESOS”.

Caracas, 23 de Febrero de 2011

La amenaza del ministro Sesto por Oswaldo Páez-Pumar

Las casas que Chávez prometió no serán construidas.
Y no porque la cifra sea imposible de alcanzar como señalan
algunos. No serán construidas porque el plan de construcción
lo dirigen Chávez y Farruco Último; y consiste en convocar
a las empresas constructoras “no expropiadas por ahora” para
imponerles la obligación de emplear sus maquinarias y ocupar
sus ingenieros y obreros en terminar las obras paralizadas de las
empresas “expropiadas”. El gobierno no construye una sola
vivienda.
Son los constructores quienes las edifican y como el objetivo
es acabar con ellos, no habrá construcción, como no la hay en
Cuba desde hace 52 años, salvo los hoteles turísticos construidos
por empresas españolas como evidencia de la independencia
económica alcanzada bajo el totalitarismo de Castro.
La amenaza de Farruco a las constructoras es igual a la de
Ramírez a los contratistas de PDVSA y por eso la producción de
un barril cuesta hoy el doble, o a las del Inti a los propietarios de
tierras; y así como no se construirán las casas no habrá siembra
de arroz, maíz o papas porque han sido expropiados quienes
sembraban voluntariamente.
El trabajo libre que redime y ennoblece se lo quiere convertir
en el trabajo impuesto que atropella y humilla; y al que
apodan modo de producción socialista, que comienza con la
consigna “un día de trabajo gratuito para la revolución” y
termina en la esclavitud total, como la que padece el pueblo
cubano.
No habrá cemento porque fueron expropiadas todas las
empresas que lo producían y lo mismo ocurre con las cabillas,
con los alimentos, los envases y ¡válgame Dios! la gasolina; y
es que por causa de utilidad pública el pueblo de Venezuela no
puede permitir que haya algo bajo el control de los personeros
de este gobierno que todo lo destruye.
El pueblo soberano, en ejercicio de su soberanía, debe poner
término cuanto antes mejor a un régimen que, salvo el arranque
de sinceridad del ministro Giordani para anunciar que es en
la pobreza donde florece el socialismo, no hace otra cosa que
mentir.
Mentirosa es toda la información que los ministros presentan
a la opinión pública cuando hablan del crecimiento de estos doce
años. Basta para desmentirlos a todos, incluido por supuesto el
vocero mayor, las cifras de importaciones que muestran el
descenso de la producción nacional.
El pueblo tiene derecho, como depositario de la soberanía, a
exigir ya la salida del equipo de gobierno y su capitán,
sin esperar las elecciones del año 2012.

Caracas, 23 de febrero de 2011

15/3/11

Escuela para tiranos

Cómo se convirtió Gadafi en maestro de una generación de dictadores

Douglas Farah
Foreign Policy

http://www.fp-es.org/escuela-para-tiranos

El coronel Muamar el Gadafi es hoy famoso por los abusos
que ha cometido con su pueblo durante más de cuatro
décadas de Gobierno brutal en Libia, pero pocos recuerdan la
amplia campaña de matanzas y actos terroristas que orquestó
en África occidental y Europa cuando estaba en el apogeo de
su poder.

Tampoco se conocen bien su reciente alianza con el
venezolano Hugo Chávez ni su larga amistad con el
nicaragüense Daniel Ortega, dos presidentes muy ocupados
en la labor de pisotear sus respectivas constituciones y
progresar hacia una dictadura. Y suele ignorarse el hecho
de que estos tres gobiernos apoyan a las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC), un grupo terrorista que
produce más de la mitad de la cocaína mundial y dos tercios
de la que llega a Estados Unidos.

Ortega y Chávez son dos de los pocos dirigentes que han
defendido públicamente los ataques del líder libio contra su
propio pueblo y que le instan a resistir y librar una última
batalla revolucionaria. En 2004, Gadafi otorgó a Chávez el
Premio Internacional el Gadafi de Derechos Humanos, creado
por él mismo. El líder venezolano, que, a su vez, concedió la
máxima condecoración civil de Venezuela a Gadafi en 2009 y
le comparó con el libertador suramericano Simón Bolívar, se
ha ofrecido ahora a mediar en el conflicto libio. Hasta ahora,
el único que parece haber aceptado la oferta es el propio
coronel.

Los vínculos de Gadafi con varios de los regímenes y
movimientos armados más represivos se establecieron en
los 80, cuando estaba considerado como una de las mayores
amenazas terroristas del mundo. Rebosante de dinero del
petróleo, Gadafi organizó una campaña de entrenamiento
para individuos que acabaron siendo los señores de la guerra
más brutales de gran parte de África, un legado que dejó una
región asfixiada e inestable.

El Centro Revolucionario Mundial (CRM) de Gadafi, próximo
a Bengasi, se convirtió, como escribió el especialista Stephen
Ellis en su libro de 2001 The Mask of Anarchy, en “el
Harvard y el Yale de toda una generación de revolucionarios
africanos”, entre ellos, muchos de los tiranos de más triste
fama del continente. Allí, unos campamentos levantados en
el desierto acogían a reclutas de distintos países que recibían
formación en el uso de armas y técnicas de espionaje, con
cierta dosis de adoctrinamiento ideológico basado en el Libro
Verde de Gadafi. Los cursos duraban de unas semanas a más
de un año, en función del nivel de especialización y el rango
que tuviera cada uno.

Además de africanos, los cuadros de Gadafi entrenaron a
sandinistas de Nicaragua y a miembros de otros movimientos
revolucionarios latinoamericanos, y desarrollaron una sólida
relación con Ortega. Posteriormente, Gadafi estableció una
estrecha relación con las FARC y conoció a sus líderes en
reuniones de grupos revolucionarios que se celebraban de
forma periódica en Libia.

En los 80 y 90, un grupo selecto de discípulos de entre
el alumnado del CRM formó una fraternidad de déspotas
que decidieron apoyarse mutuamente en sus campañas
sanguinarias e implacables para obtener poder y riqueza. Esa
red sigue teniendo hoy una influencia considerable a través de
los miembros que siguen en el poder, como Blaise Compaoré
de Burkina Faso e Idriss Déby de Chad.

El elemento que todos estos matones tan distintos tenían
en común era su actitud antiamericana, que hizo que Gadafi
apoyara a otros dictadores. Su mejor aliado en el continente
era el asesino Robert Mugabe, que, aunque no se entrenó
en el CRM, se ha sostenido gracias a donaciones directas de
Libia y envíos de petróleo subvencionado; sobre todo, envíos
de crudo subvencionado por valor de cientos de millones de
dólares. En los últimos tiempos, las relaciones entre los dos
países son más tensas, porque Zimbabue no puede pagar el
dinero que debe a Libia.

Da la impresión de que Gadafi ha sacado buena rentabilidad
de sus inversiones. Después de intervenir militarmente en
la República Centroafricana en 2001, el presidente al que
protegía, Ange-Félix Patassé, firmó un contrato por el que
daba a Libia una concesión de 99 años para explotar todos
los recursos naturales del país: uranio, cobre, diamantes y
oro negro. En Zimbabue, Gadafi adquirió por lo menos 20
propiedades de lujo después de acudir al rescate de Mugabe;
asimismo obtuvo acciones en varias de las pocas empresas
estatales que seguían siendo viables.

Pero fue en África occidental donde más se notaron los
primeros efectos de la ambición de Gadafi. Liberia, el bastión
de Estados Unidos en la zona durante la guerra fría, interesó
de manera especial al líder libio, sobre todo después de que el
presidente Ronald Reagan ordenase en 1986 un bombardeo
en el que murió una de las hijas de Gadafi.

Para que le ayudase a ejecutar su venganza, Gadafi recurrió
al presidente de Liberia, Charles Taylor, un criminal de
guerra que hoy está sometido a juicio por crímenes contra
la humanidad, incluidos el secuestro de niños para utilizarlos
en combate, las violaciones sistemáticas y el asesinato de
masas. Otro reclutado por Gadafi, Foday Sankoh, del Frente
Unido Revolucionario (FUR) de Sierra Leona, estaría hoy
presente en el mismo tribunal y por los mismos motivos si no
hubiera muerto por causas naturales.

Sankoh, un cabo analfabeto, formó el FUR bajo el patrocinio
de Taylor, y los dos fueron los pioneros del atroz método
que les hizo famosos en los 90: la amputación de brazos
y piernas de hombres, mujeres y niños como parte de una
campaña de tierra quemada planeada para apoderarse de
los yacimientos de diamantes de la región. Gadafi respaldó
su salvajismo y se reunió a menudo con Taylor y sus más
estrechos colaboradores para examinar el progreso de los
conflictos y suministrarles armas. De hecho, siguió enviando
armas a Taylor incluso después de que éste perdiera el poder
por la fuerza, en 2003.

Otro que fue alumno del centro libio fue Laurent Kabila, cuyas
fuerzas despiadadas se hicieron con el poder en la República
Democrática del Congo (RDC) en 1997, tras la implosión
del régimen dictatorial de Mobutu Sese Seko. Ernesto Che
Guevara, el revolucionario argentinocubano, había intentado
colaborar con las tropas de Kabila en los 60, pero se dio por
vencido por la incompetencia del líder y la enorme corrupción
que fomentaba. Las relaciones de Gadafi con el hijo de Kabila,
Joseph, actual presidente de la RDC, no son tan buenas.

Compaoré, actual presidente de Burkina Faso, es otro famoso
graduado del CRM. En 1987, unas tropas leales a él, en aquel
tiempo capitán y ministro de la presidencia, asesinaron al
presidente Thomas Sankara, que era su mejor amigo, y
allanaron el camino para que se adueñara del poder. Cuando
ya era presidente de Burkina Faso, un país pequeño, pobre
y sin salida al mar, Compaoré apoyó con tropas y recursos
la insurgencia de Taylor en Liberia y las acciones del FUR
en Sierra Leona. En 2002, una investigación de Naciones
Unidas llegó a la conclusión de que había contribuido de
forma importante a armar al FUR y a Taylor y con ello había
violado el embargo de armas impuesto por la ONU. El líder de
Burkina Faso ha seguido siendo todos estos años firme aliado
de Gadafi.

En Latinoamérica, Gadafi ha ayudado a los sandinistas y a
Ortega desde 1979, y este no lo ha olvidado. La semana
pasada, declaró que Gadafi era su "hermano", y hace unos
días comunicó su apoyo y prometió que "Nicaragua, mi
gobierno del Frente Nacional Sandinista de Liberación y
nuestro pueblo están contigo en estas batallas".

La relación de Libia con Chávez y las FARC se remonta al
menos a 2000. Numerosos correos electrónicos enviados
entre el comandante de las FARC, Raúl Reyes, Gadafi y
Ortega muestran lo profunda que seguía siendo su relación en
un pasado no muy lejano. Las FARC, fundadas en 1964 y cuyo
ámbito de actuación es fundamentalmente Colombia, son el
movimiento guerrillero más antiguo del hemisferio occidental.
Desde que Chávez llegó al poder, el presidente venezolano
les ha dado todo su respaldo político y ha exigido que se
eliminara el grupo de las listas de terroristas de Estados
Unidos y la UE. Ortega posee una vieja relación con las FARC,
además de con Gadafi y Chávez.

Cuando Reyes murió a manos de las tropas colombianas
en 2008, la policía se incautó de los discos duros de
sus ordenadores, que contienen una montaña de
correspondencia, con mensajes como la carta del alto
mando de las FARC enviada el 4 de septiembre de 2000
al “Camarada coronel Gadafi, Gran Líder de la Mathaba
Mundial”. La misiva daba las gracias a Gadafi por haber
acogido, poco tiempo atrás, a los altos jefes de las FARC en
su país. Después, el grupo guerrillero solicitaba "un préstamo
de 100 millones de dólares, a pagar en cinco años... Una de
nuestras primeras necesidades es la compra de misiles tierra-
aire para repeler y derribar aviones de combate". Los aviones
en cuestión eran los que Estados Unidos suministraba al
Ejército colombiano.

El 22 de febrero de 2003, Reyes escribió una carta a Ortega,
con la advertencia de "Entregar en mano", en la que le pedía
noticias sobre la situación de la petición que habían hecho
las FARC de misiles, y subrayaba la urgencia. "Querido
camarada Daniel", escribía, "los libios dijeron que nos
responderían, pero todavía no hemos recibido ninguna
información... Cuando estábamos en Libia nos explicaron que
la responsabilidad política de las estrategias de Libia en la
región estaba en manos de Daniel Ortega. Por ese motivo nos
dirigimos a ti, con la esperanza de obtener una respuesta". No
está claro si alguna vez les entregaron las armas.

Chávez tiró la casa por la ventana durante la visita de
Gadafi a Venezuela en 2009. “Lo que es Simón Bolívar
para el pueblo venezolano, lo es Gadafi para el pueblo
libio”, dijo mientras concedía al coronel la medalla de la
Orden del Libertador, junto con una réplica de la espada
de Bolívar. A su vez, Gadafi elogió a Chávez por “haber
expulsado a los colonialistas”, como él los había expulsado en
Libia. "Compartimos un mismo destino, un mismo combate
en una misma trinchera contra un enemigo común, y
venceremos", afirmó.

Chávez, Ortega, Mugabe, Compaoré y los demás miembros,
cada vez menos numerosos, del club de déspotas de Gadafi,
deben de estar deseando que el coronel no tuviera razón. El
apoyo de Chávez y Ortega a Gadafi ha tenido un alto coste
político y ha sido motivo de bochorno para muchos antiguos
revolucionarios latinoamericanos que hoy comparten la visión
de un futuro democrático. Da la impresión de que el club de
viejos dictadores perderá pronto a uno de sus miembros, y los
supervivientes -y sus ciudadanos- se quedarán pensando si
también existe un destino común.

Douglas Farah (USA, 1957). De niño vivió en Bolivia con su familia.
Periodista (Universidad de Kansas). Su tesis de postgrado sobre
política latinoamericana fue calificada con honores.
Investigador radicado en Washington DC, es Presidente de
IBI Consultants y Senior Fellow del International Assessment
and Strategy Center (Alexandria, Virginia). Ha sido corresponsal
de “The Washington Post” y este medio se destacaron sus
denuncias sobre las actividades de Libia en áfrica occidental.