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27/6/13

Carabobo: Cubanos, Tanques y Tetas por Luis Betancourt Oteyza

“La propiedad es el derecho de gozar y disponer libremente de sus bienes y del fruto de sus talentos, industria y trabajo”

Simón Bolívar (15-2-1819)

Hace dos años, el 6 de julio de 2011, con motivo del desfile en Los Próceres de Caracas con ocasión del 5 de julio, preparado para el lucimiento agónico de Hugo Chávez, y que se frustró por su gravedad irreversible, escribí un “Desahogo” titulado “Ejército Rojo sin Stalin”, que revisado para tomar ideas de esta crónica negra que pretendo, podría transcribir ahora “Mutatis Mutandis”, como solemos decir los abogados y que quiere decir: cambiando lo que en el tiempo se debe cambiar, en relación con la payasada escenificada por la cúpula militar venezolana, corrupta y sumisa al ejército de Fidel Castro, en el Campo de Carabobo este 24 de junio de 2013. Dije payasada cuando quise decir vergüenza, lástima, ofensa, pena. La demostración de los altos mandos, de los Generales y Almirantes de nuestras FAN, es cada vez más lamentable y menos susceptible de ser seguidas por los mandos inferiores ¿Qué les ha pasado a este cuerpo de Generales y Almirantes para haberse entregado tan vergonzosamente al poder militar de Fidel Castro en nuestros cuarteles y bases? Espero que haya sido un adoctrinamiento y no la simple e inveterada corrupción. Que los hayan entusiasmado con gestas revolucionarias y no solamente con favores. Queremos pensar que nuestros generales y almirantes son más fanáticos que bandidos; más convencidos que corruptos. No puede haber otra explicación para una traición tan deleznable por evidente; tienen que explicar a sus mujeres e hijos que lo que hacen es por un ideal y no por un beneficio. Lo contrario sería denostar de su condición de soldados y confesar su ruindad personal. Pero ¿y si no es así? ¿Y si actúan movidos por miedo? ¿Por el miedo a perder sus posiciones y favores inherentes? ¿Por no ser tomados como fieles serviles al mandón? ¿Qué cuerpo de generales y almirantes tenemos en nuestras FAN? No podemos dejar de pensar en lo que nos cuentan: Que al momento de preparar el protocolo de las exequias de Chávez, los almirantes comisionados para ello por el ministro marino recibieron la orden imperativa de un oficial cubano que les advirtió: “Olvídense de lo que hicieron los venezolanos a la muerte de los presidentes  Juan Vicente Gómez y Carlos Delgado, aquí se va a hacer lo que manda Fidel Castro”, y esos almirantes , con el rabo entre las piernas se sometieron a los dictados del tirano más viejo y cruel del Caribe, el cubano comunista. O cuando el ministerio de Mata Figueroa, hoy gobernador indigno de Margarita, un general cubano intervino sobre las “Milicias” y carajeó al alto mando ampliado con el mismo argumento: “Aquí se hace lo que diga Fidel”, y todos, esos generales y almirantes, se sometieron cagados, empezando por el ministrico Mata. Si todo esto es así, y lo es, nuestros oficiales no tienen deber de obediencia con la cúpula corrupta y traidora, y la liberación nacional tendrá mucho que cortar dentro de las FAN para salvar a sus oficiales dignos y garantizarnos nuestra defensa de la soberanía, de la integridad del territorio y nuestra seguridad interior, como reza el artículo 328 del la Constitución.

Todo esto viene a cuento porque cuando vimos este 24 de junio de 2013 en Carabobo la reedición de aquél 5 de julio de 2011, en el abuso de nuestros soldados y oficiales para ponerlos, violando la ley y la constitución, al servicio de una consigna “socialista”, con una carga de teatralidad carnavalesca propia de aquellas ramplonerías cursis de Hugo Chávez, copiadas hoy en homenajes pomposos y también cursis a su sucesor Maduro, nos sublevamos por ellos y reclamamos sus derechos de soldados dignos. El uso indistinto de la denominación de Comandante Supremo para referirse a Bolívar y a Chávez es injusto e indignante. La actuación de ese general Carlos Leal Tellería, con la excusa del mando de una brigada blindada, dando loas al poder, a un Maduro cuya venezolanidad está en entredicho, y confesando una fe socialista contraria al pensamiento de Simón Bolívar, nos obliga a suponer que su actitud no puede ser producto de confusión doctrinal sino de un espíritu de traición a la Patria movido por el más bajo espíritu del beneficio personal. Sus subalternos no lo pueden respetar por más que se exhiba adornado de tanquista ruso sobre un enorme blindado donde le sobraba tanque y le faltaban tetas: solamente un espíritu de odalisca puede producir en el cuerpo de un hombre tamaño fenómeno y convertir un general en dama de compañía de un harén corrupto.

Se ha criticado la presencia de dos mujeres a pecho descubierto y pintadas con uniformes de la época. No comparto esa crítica pues ambas merecen exhibir lo que mostraron, por auténticas y guapas, y la ocasión no pudo ser más propicia: eran la muestra desnuda de un cuerpo de generales que se han pintado con todos los colores que les ordenan desde la Cuba castrista menos con los del decoro venezolano, a pesar de las mascarillas tricolores con que disfrazaron a sus humilladas tropas. Esto que ocurrió el 24 de junio de 2013 será reivindicado por las mismas FAN, que fueron avergonzadas ese día. Lo juramos.


Caracas, 26 de junio de 2013

22/6/13

Las verdades socialistas por JULIO DÁVILA CÁRDENAS

En una entrevista concedida por el expresidente Chávez, el 3 de octubre de 1999, al periodista cubano Ramón Mestre y que fue publicada en El Nuevo Herald, el recién estrenado mandatario afirmaba categóricamente: "en mi gobierno no habrá presos políticos. En todo momento, nosotros hemos respetado las libertades ciudadanas". Eso cayó en el olvido. Basta recordar a Franklin Brito, muerto mientras estaba preso en huelga de hambre; a su antiguo colaborador, el general Usón, encarcelado por haber explicado cómo se usaba un lanzallamas; funcionarios policiales como Simonovis, Forero y Vivas, por tratar de impedir una masacre el 11 de abril de 2002; y la recién "liberada" juez Afiuni, por haber dictado una sentencia ajustada a derecho.

Más adelante, ante una pregunta del periodista sobre la posibilidad de que hubiese una intervención militar para restituir en el poder al presidente Aristide, señaló: "seguimos rechazando la injerencia militar. En todo caso la intervención militar es inaceptable". Parece ser costumbre de los socialistas que creen en el marxismo leninismo, que esas afirmaciones solo corresponden cuando se trata de fuerzas militares de países que no son afines ideológicamente. Vale recordar las intervenciones soviéticas en Hungría, Checoslovaquia y Cuba. En el caso nuestro, la presencia en nuestro país de numerosos miembros de las milicias cubanas, denunciadas en múltiples ocasiones, no tiene importancia, aun cuando se trate de generales como Ramiro Valdés, amén de la cantidad de oficiales cubanos que frecuentan las instalaciones de Fuerte Tiuna y otras bases en el territorio nacional.

Más adelante dice: "te aseguro que sí reconocemos que en los gobiernos anteriores había hombres honrados, patrióticos, con buenas intenciones... Para ellos, no fue fácil ejercer sus deberes ciudadanos en medio de tanta inmoralidad. El sistema mismo estaba corrompido. De ahí que tenemos la obligación de cambiarlo, mejorándolo". "El pueblo estaba cansado, enfurecido ante tanta injusticia. Lo sigue estando. La sociedad venezolana es un volcán activo. Ha estado al borde de la erupción. Reclama, con razón, cosas que le pertenecen".

Lamentablemente la corrupción y las injusticias no solo permanecen, sino que se han incrementado en forma vertiginosa. Nuestro país continúa siendo un polvorín, como señalaba el mismo Chávez, quien para cerrar con broche de oro no dudó en decir: "... eso lo tendrá que decidir el Poder Judicial. Como Presidente no puedo tomar esa determinación. Constituiría una violación de la separación de poderes. Precisamente, los tiranos violan la separación de poderes".  Y ya, casi al final: "vi claramente que Venezuela ha sufrido demasiado a manos de los rencorosos, de los amargados, de los que odian".

sábado 22 de junio de 2013 

julio.davilacardenas@gmail.com

21/6/13

Pérez Jiménez y Chávez por Luis Betancourt Oteyza

“Cuando la Tiranía se hace Ley, la rebelión es un derecho”
Simón Bolívar

En estos ya 15 años de Tiranía hemos oído como muchos la califican el actual régimen, unos de buena fe y otros no, indistintamente de “Autocracia” o “Totalitarismo” cuando histórica y doctrinariamente son dos conceptos distintos y por consiguiente con distintas soluciones para el hombre libre. En efecto, se citan y confunden a dictadores como Pinochet, Pérez Jiménez o Rojas Pinilla con Fidel, Stalin, Hitler o Perón. Como antes advertimos, no siempre es por ignorancia y muchas veces es por mala intención. A ver.

En una dictadura totalitaria, concepción moderna nacida en el siglo XX, si obviamos civilizaciones primitivas como Esparta y otras africanas, “Todo está dentro del Estado y nada humano o espiritual existe ni tiene valor fuera del Estado” (Giovanni Gentile); el derecho y la cultura está al servicio de la ideología y se pretende extirpar toda forma de pensamiento opuesto. Por ello exigen una “hegemonía comunicacional” (Goebbels, Lenin, Mussolini, patrones de Ceresole e Izarrita). Este tipo de dictadura es la que califica los gobiernos de Hitler, Lenin, Stalin, y comunistas en general, Castro y Chávez, ahora Maduro, para citar los más fáciles de comprender.

Una dictadura autoritaria no tiene un fin último, ideológico, que guía las acciones del poder; busca tan solo acallar a los disidentes, sin interferir en la vida privada o social. Usa algunas manifestaciones mercenarias de la cultura, sin pretender crearla a su gusto y dominio. El ciudadano puede desarrollar su vida laboral, profesional y afectiva sin interferencia del Estado mientras no se inmiscuya en política y amenace al régimen. Normalmente desaparecen con el dictador o con el tiempo. Responden a circunstancias puntuales, crisis, de “orden y progreso”, como excusas de su aparición. Son los gobiernos de Pinochet, Pérez Jiménez, Rojas Pinilla u Odría. No importa su origen ni su membresía a la milicia pues hasta Fujimori califica en este lote.

Lo importante de distinguir estos regímenes es que a lo acertado del diagnóstico seguirá el tratamiento adecuado. Si se confunde la rabia con la fiebre no se cura el enfermo y se puede morir. Sin embargo, contra ambas dictaduras se deben ensayar tres tratamientos y su intensidad dependerá de su naturaleza: en el caso de los simplemente autoritarios bastarán antibióticos pero contra los totalitarios habrá que recurrir hasta la cirugía. Lo dice la Historia. Estos remedios los podemos sintetizar en tres pasos o recetas: 1.- Identificar bien la naturaleza de la dictadura; ya de esto hablamos pero debemos insistir en su importancia porque de ello depende su derrota y, si recordamos sus características enunciadas arriba, nos será fácil.  2.- Una vez logrado lo anterior, las fuerzas liberadoras deben denunciar su esencia para entender, que si bien a ambos hay que confrontarlos, en las autocracias se puede convivir con ellas e intentar superarlas, como lograron los chilenos contra Pinochet, pero pretender convivir con el totalitarismo es convalidarlo, como le ocurrió a los liberales y conservadores católicos en los regímenes de Mussolini y Hitler. No se puede jugar el juego totalitario porque el derecho no existe y está al servicio de la ideología dominante. Y, 3.- Los liberadores contra ambas dictaduras deben ejercer la confrontación con la fuerza, que no quiere decir la violencia, ésta resultará de la resistencia que se oponga al derecho a la vida en libertad. Es el uso de la calle, de las manifestaciones, de las rebeliones de estudiantes, obreros, consumidores, amas de casa, pero con el fin último de apelar a la Institución que monopoliza la fuerza porque sin su intervención o al menos su intencional omisión, si ello es posible, no hay salida.

Todo lo anterior es lo que se utilizó para derrocar al dictador Pérez Jiménez. Luego de una farsa del plebiscito, el 21 de noviembre de 1957 los estudiantes decretaron su movilización, ello marcó la pauta que siguió el alzamiento militar del 1° de enero de 1958 y culminó con la rebelión de los cadetes de la Escuela Militar la noche del 22 de enero y madrugada del 23. El dictador huyó y no hubo violencia.

Claro que en ambos regímenes tiránicos estos intentos producen la respuesta arbitraria de la represión brutal, con o sin intervención de jueces y fiscales esbirros, pero requieren de parte de parte de la oposición una determinación ajena a la convivencia con el régimen y sus maniobras. Si no, todo esfuerzo es colaboración. Se puede convertir en parte del problema y no de la solución frente a la dictadura.

Se argumenta que una intervención cívico militar para liberar un país de una dictadura es un salto en el vacío y debemos que convenir en ello. Puede resultar como en la dictadura castrista y totalitaria del General Velazco Alvarado en el Perú que se tratara de imponer como su sucesor uno más comunista como el General Mercado Jarrín, al final anulado por las propias fuerzas armadas; o como pasó en Chile, que la liberación del régimen fiel a Fidel de Allende fue sustituido por un Pinochet que intentó eternizarse en el poder más allá de la crisis que le dio sustento; o puede resultar un Almirante Larrazábal que además de renunciar a la presidencia de la junta cívico militar para postularse en el libre juego electoral, le dio a Venezuela los 40 años más democráticos, progresistas y civilistas de su historia. En todo caso, cualquiera de las riesgosas hipótesis, resultan más inestables y orientables democráticamente que la permanencia en el poder de un Fidel, Chávez o cualquier otro.  Hay que confiar en el pueblo y sus Fuerzas Armadas, éstas son las reservas de la institucionalidad y el derecho.

Caracas, 13 de junio de 2013




17/6/13

Los cuatro requisitos de la paz por Luis Alberto Machado Sanz

Para leer este artículo hacer click en el siguiente link


http://www.reportecatolicolaico.com/2013/06/los-cuatro-requisitos-de-la-paz/

¿Afiuni en libertad? Otra Prohibición Prohibida por Joaquín F. Chaffardet


PARA MIS AMIGOS

Finalmente, después de varios años de encarcelamiento y tratos abusivos por órdenes de fallecido autócrata, la Dra. María de Lourdes Afiuni fue puesta en libertad condicional. La opinión pública y todos los venezolanos amantes de la libertad recibieron con alborozo la noticia. La medida judicial, solicitada por el Ministerio Público tiene un fondo político, cuyo análisis no es el objeto de este artículo.

A la Juez Afiuni lo que se le ha otorgado es simplemente una medida que le permite no estar encarcelada físicamente bajo ninguna de las modalidades: en establecimiento penitenciario o en su casa. Se ha liberado de la medida más gravosa para alegría de sus familiares, amigos y en general de la comunidad: el encarcelamiento.

No por ello se puede dejar pasar por alto la naturaleza totalitaria e inconstitucional de las condiciones establecidas por el tribunal en las medidas sustitutivas de su privación de libertad física. La medida la recoge la prensa nacional en los siguientes términos:

“Después de haber estado privada de libertad por tres años, seis meses y cuatro días Afiuni fue dejada ayer en libertad bajo régimen de presentación cada 15 días, prohibición de salida del país, de declarar a medios nacionales e internacionales y de expresar opiniones a través de redes sociales.” [El Nacional, 14 de Junio de 2013]

Sin tener a mano el auto del tribunal observamos que se repite la práctica dolosa de los tribunales chavistas de imponer a los beneficiarios de las medidas sustitutivas de la privación de libertad condiciones que no se encuentran expresamente contenidas en ningún texto legal, especialmente cuando se trata de casos con claras implicaciones políticas. Así, en los casos de Oswaldo Alvarez Paz, Alejandro Peña Esclusa, Lázaro Forero y otros, se les ha impuesto la condición de “no declarar sobre su caso”. Y como se puede leer de la noticia de prensa en el caso de la Juez Afiuni, se ha ido mucho más lejos: “…prohibición… de declarar a medios nacionales e internacionales y de expresar opiniones a través de redes sociales.

Es decir, la Juez Afiuni no estará encarcelada pero no estará en libertad. Sus derechos constitucionales están conculcados ilegal e inconstitucionalmente. Es una ciudadana a la que, arbitrariamente, se le impone una “capitis deminutio” al arrebatarle su derecho a la libertad de expresión, a la defensa de su honor y a ser juzgada en libertad de conformidad con la ley al impedirle, bajo amenaza, declarar a medios nacionales e internacionales y expresar opiniones a través de redes sociales.

Decisiones similares se han hecho rutinarias, particularmente en los casos producto de la judicialización de la represión política y criminalización de la opinión desatada por el régimen.

Esa medida, de “…prohibición… de declarar a medios nacionales e internacionales y de expresar opiniones a través de redes sociales.”, no se encuentra prevista en el texto del Código Orgánico Procesal Penal ni de ninguna ley penal venezolana. Pero como todas las perversiones destinadas a sofocar la libertad, ella tiene su origen en el espíritu represivo, contrario a la constitución, al derecho y a la libertad que desde siempre ha animado a la jauría  chavista.  En efecto, fue en la reforma parcial del Código Orgánico Procesal Penal, aprobada por mayoría oficialista de la Asamblea Nazi-onal en Noviembre de 2001, que se modificó su artículo 265, que pasó a ser 256, que contenía en ocho numerales las medidas cautelares sustitutivas, para agregar un noveno numeral que no contiene una medida cautelar sustitutiva, sino que es lo que en derecho se denomina una “norma en blanco” que reza: “9. Cualquier otra medida preventiva o cautelar que el tribunal, mediante auto razonado, estime procedente o necesaria”. En otras palabras se le otorga al tribunal la facultad de "inventar", como en este caso, medidas no previstas en la ley.

Esta norma, como todas las normas en blanco, vulnera el principio de legalidad en Derecho penal, que conlleva cuatro exigencias: lex scripta, lex certa, lex previa y "lex stricta". A saber: ley escrita, cierta, previa y estricta. Por otra parte, también implica una vulneración del principio de separación de poderes, puesto que habilita al juez para que discrecionalmente instituya prohibiciones penales y restricciones a los derechos individuales “según estime procedente o necesaria”, lo cual está reservado al poder legislativo. Esa disposición introducida por el régimen en el COPP no tiene otra finalidad que la de dotar a sus jueces sumisos de una facultad ilimitada y discrecional para imponer restricciones indebidas y caprichosas a la libertad individual, como herramienta para satisfacer la necesidad de acallar los abusos en que, día a día, incurre el régimen en la judicialización de su política represiva.

Las medidas cautelares sustitutivas no son, en manera alguna, penas ni medidas sancionatorias o de castigo por la supuesta comisión de un delito. Son medidas de coerción personal, que como la misma medida de privación preventiva de la libertad, tienen como única finalidad garantizar la presencia del imputado en el proceso o impedir la perturbación de la fase de investigación. Así, la medida de presentación periódica ante el tribunal y la medida de prohibición de salida del país sin autorización, tienen como finalidad constatar la presencia del acusado en la jurisdicción y tratar de prevenir que no evada el proceso a que se encuentra sometido yéndose fuera del país. Pero, la medida decretada por el tribunal de “…prohibición… de declarar a medios nacionales e internacionales y de expresar opiniones a través de redes sociales.”, no es una medida cautelar sustitutiva, no está contemplada en el Código Orgánico Procesal Penal ni en ninguna otra ley. La prohibición de declarar a los medios  y expresar opiniones a través de las redes sociales, es sencillamente una medida arbitraria de represión política.

En uso de esa atribución inconstitucional, podría el juez acordar como medida preventiva la prohibición de votar, o de trabajar o de leer o de enajenar y gravar bienes o de viajar en avión o cualquiera otra medida restrictiva de los derechos individuales que a él se le ocurra o le venga en gana o que sirva al interés político del régimen o el partido oficialista. La prohibición impuesta a Álvarez Paz, Peña Esclusa, Lázaro Forero y ahora a la Juez Afiuni, viola de manera flagrante sus derechos constitucionales.

En ocasiones se ha argumentado (Caso Baduel), que esa prohibición se fundamenta en la reserva que las partes deben guardar sobre las actas de la investigación, prevista en el artículo 304 del COPP: “Todos los actos de la investigación serán reservados para los terceros… los funcionarios que participen en la investigación y las personas que por cualquier motivo tengan conocimiento de las actuaciones cumplidas durante su curso, están obligados a guardar reserva”. Tal argumentación es deleznable. Ciertamente, esa disposición se refiere a los actos de la investigación que produce el Ministerio Público y sus órganos auxiliares durante la fase preparatoria o de investigación del proceso penal. Su finalidad es impedir el entorpecimiento u obstaculización de las investigaciones o la adulteración o desaparición de pruebas o indicios de interés para el proceso. La fase preparatoria o de investigación termina con la presentación del  acto conclusivo por el ministerio público, que en este caso ha sido la acusación fiscal. Hasta allí llega la obligación de reserva de los actos de la investigación. La investigación finalizó, no existe ninguna posibilidad de que se obstaculice o perturbe una actividad que ya concluyó, lo que más evidente en el caso de la Juez Afiuni que se encuentra en la fase juicio, que es oral y pública. No se trata ahora de actos de investigación en la fase preparatoria, sino de un juicio oral y público y los elementos en que se pretende fundar la acusación y que, además del acusado, todos los venezolanos tenemos interés y derecho legítimo de conocerlos.

Además, resulta obvio, que el acusado tiene el derecho a defenderse públicamente de la acusación y rebatir sus fundamentos. Se trata de una importante faceta del derecho a la defensa. Un derecho cuyo ejercicio, a mi juicio, va más allá del proceso, y que incluye su ejercicio frente la sociedad toda. Más aún cuando se trata de una persona sujeta al escrutinio público, en este caso una Juez, que tiene un prestigio y una reputación que son fundamentales para su desenvolvimiento profesional y personal. Más aún cuando ha sido acusada en todos los medios de comunicación de haber incurrido en la comisión de graves delitos, nada menos que por el Presidente de la República y sus servidores incondicionales: la Fiscal General, la Asamblea Nacional y finalmente por la Fiscal a cargo del caso.

En su decisión la juez Marilda Ríos le cercena a la Juez Afiuni el derecho a “la protección de su honor, vida privada, intimidad, propia imagen, confidencialidad y reputación”, tal como reza el artículo 60 constitucional. Protección ésta que se realiza mediante el ejercicio del derecho a la libertad de expresión, porque según dispone el vapuleado texto constitucional “toda persona tiene derecho a expresar libremente sus pensamientos, sus ideas u opiniones de viva voz, por escrito o mediante cualquier otra forma de expresión, y de hacer uso para ello de cualquier medio de comunicación y difusión, sin que pueda establecerse censura. Y es el caso, que la juez Ríos censura y prohíbe, con la amenaza extorsiva de revocar las medidas sustitutivas a su favor, las expresiones y opiniones que María de Lourdes Afiuni tuviere a bien proferir sobre su caso y defenderse ante la opinión pública. Y en este caso es aún más grave que en los casos de Álvarez Paz, Peña Esclusa y Forero,  ya que le prohíbe tajantemente y en términos generales “…expresar opiniones a través de redes sociales”, es decir, pretende que la Juez Afiuni no opine sobre ningún tema ni utilice las redes sociales, algo realmente insólito.

Pero, además de atentar contra los derechos individuales de María de Lourdes Afiuni, la decisión judicial de prohibirle “…declarar a medios nacionales e internacionales y de expresar opiniones a través de redes sociales.” atenta contra otro derecho constitucional, el consagrado en el artículo 58, que no es otro que el derecho de todos los venezolanos a una información oportuna y veraz sobre unos hechos y un proceso que han causado conmoción y estupor en la colectividad nacional y en la comunidad internacional. Todos los venezolanos, así como oímos las acusaciones del autócrata fallecido y sus sigüies, tenemos derecho a saber por boca de María de Lourdes Afiuni, cuáles fueron los hechos que dieron origen al proceso, los atropellos y maltratos a los que fue sometida, en qué se fundamenta la acusación fiscal, cuál es su defensa y si en efecto es o no es una delincuente. Pero la juez pretende, con esa arbitraria medida, callarla, con la clara intención de que los venezolanos ni la comunidad internacional conozcan la verdadera naturaleza represiva y arbitraria del régimen. 

Esa prohibición es una prohibición prohibida por la constitución y las leyes. Y cabe preguntarse ¿Está María de Lourdes Afiuni en Libertad? ¿Será juzgada en libertad? Evidentemente que no. Sigue siendo víctima de la arbitrariedad como una especie de homenaje póstumo a su verdugo.


@jchaffardet

El legado del "comandante eterno" por Enrique Prieto Silva

Para satisfacción y ejemplo de los abogados, el autor además de General de las FAN también es jurista. Saludos, LBO

 Si los militares de hoy razonaran como ciudadanos, tendrían que cambiar el espejo donde se miran a diario, dejando de lado la estupidez de la que fueron impregnados en la mala hora nacional que vivimos bajo la férula del personaje más maligno que haya tenido nuestra patria en toda su historia republicana. Pareciera no darse cuenta del despertar del país, que decidió compararlo con el "Fausto" de Goethe, al percatarse de su maledicencia y conducta mesiánica.

Como bien dice un líder nacional: "la peor tragedia que Chávez arrojó sobre este país es la de habernos envenenado el alma sacando de cada uno de nosotros lo peor que teníamos por dentro, para convertirnos en un país de enemigos… irreconciliables… proyecto que resultó trágico y cómico, copiando todo lo autocrático, mesiánico, autoritario, megalómano y militarista de Stalin, Mussolini, Hitler, Fidel y Raúl Castro. Destruyo todo y no creó nada; deformó en vez de formar, arruinó al país, eliminó las instituciones, subordinó tdos los poderes a su capricho, acabó con la economía, con el trabajo, con la producción, con la enorme infraestructura que construyo la democracia para envidia de Latinoamérica, pulverizó la moneda, desato una espantosa inflación, provocó el desabastecimiento y la carestía".

Para los militares de larga data, es triste y vergonzoso asumir la pena de esta desidia novelesca por los artífices de la "revolución bolivariana", que nada tiene que ver con Bolívar, ni con revolución, pero si nos recuerda la reversión del "Chavez los tiene locos", ya que nunca se imaginaron que se revertiría como "la locura de los bolivarianos". Un plan que logró, con el aval de la Asamblea Nacional y del Tribunal Supremo de Justicia, imponer su proyecto de destrucción de la democracia.

Sin dudas, como el lobo sin plumaje logró penetrar todos nuestros ambientes y hasta los templos sagrados, para devorar, destruir o degradar todo lo que recibimos como herencia de nuestros antepasados: historia, cultura, ordenamiento legal, instituciones, educación, familia, paz, civilismo, tolerancia. Nos quiso hacer creer que "la libertad es una ilusión irrealizable porque nadie sabe usarla con discreción; y el número de hombres con instintos perversos es mucho mayor que el de aquellos con instintos nobles", para emplear la violencia y la intimidación como discurso académico.

Aplicó con certeza su maligna estrategia: "Todo aquel que quiera gobernar debe recurrir al engaño y a la hipocresía, teniendo presente, que en política, las grandes cualidades humanas de honorabilidad y sinceridad se convierten en vicios durante el ejercicio del Poder. No hay ninguna duda, nuestro derecho reside en la fuerza. La palabra `derecho' es una idea abstracta y en nuestro lenguaje sólo significa: `dame todo lo que yo necesito porque soy más fuerte que tú'".

Es triste, que hoy, cuando creíamos haber logrado formar un militar culto y educado para la Venezuela en democracia, nos encontremos con mequetrefes capaces de idolatrar a un loco mesiánico que destruyó la patria de Bolívar. A ellos, vale recordarles a Mahatma Gandhi: "Nadie está obligado a cooperar en su propia pérdida o en su propia esclavitud. La Desobediencia Civil es un derecho imprescriptible de todo ciudadano… La democracia no está hecha para los que se portan como borregos. En un régimen democrático, cada individuo guarda celosamente su libertad de opinión y acción. Cada ciudadano… tiene que prestarle apoyo al gobierno mientras tome decisiones aceptables. Pero el día en que el equipo que está en el poder haga daño a la nación, cada uno de los ciudadanos tiene la obligación de retirarle su apoyo".
@Enriqueprietos

15/6/13

El país en el que nos tocó vivir por Julio Dávila Cárdenas

Demasiadas cosas han sucedido desde el pasado 14 de abril hasta la fecha. Tantas que muchos nos encontramos desconcertados. El inicio fue el mismo 14, lo que se vio fue una avalancha de gente votando, muchos con alegría y otros con preocupación. La alegría de unos pronto se convirtió en preocupación y los preocupados continuaron igual. La respuesta del CNE  no convenció a nadie. Tan fue así, que el mismo Maduro, creyendo haber ganado, dijo que se debía contar de nuevo, pero alguien más avezado se apresuró a decirle que debía retractarse. Unasur se reúne y el organismo electoral "acepta" una auditoría hecha por ellos mismos, de la cual todos sabíamos el resultado. No era necesario haber leído El arte de la guerra, para saber lo que Sun Tzu decía:"someter al enemigo sin luchar es la suprema excelencia". No obstante, la oposición comenzó a luchar en forma pacífica, con las armas que la ley le daba. Se solicitó que se hiciera justicia oportuna, pero esto era mucho pedir. Aún no se puede decir si habrá justicia, lo que si es seguro, es que oportuna no será. Han transcurrido los plazos y ni siquiera se ha decidido sobre su admisibilidad.

Mientras tanto continúan surgiendo las contradicciones entre quienes detentan el poder. Un día, una rectora del CNE reconoce que hubo muertos que votaron, pero que eso no tenía importancia porque fueron pocos los finados que lo hicieron. Ante tal desatino, otra de las rectoras afirmó al día siguiente que ningún difunto había votado, que el registro electoral estaba blindado y por ello era imposible lo que la otra rectora había afirmado. Luego, el gobernador del Zulia habla de implantar un chip para comprar alimentos. Es decir, la cartilla de racionamiento cubana con tecnología avanzada. El gobernador del Táchira señala que allá no habrá lugar para ese artilugio, a pesar de que ya existe uno para la gasolina. La sentencia de Maduro: "Aquí todos podrán comprar lo que deseen, sin chip alguno". También se apresuró a decir que la capital de Finlandia era Copenhague, de lo cual se retractó.

En medio de todo, surge el audio de Silva, allí el cantante nos relata las "bellezas" de la revolución bonita, hoy moribunda. Tanto Cabello como Maduro, o al revés, rechazan lo que el espía cubano dice, pero lo cierto es que Diosdado sale para Cuba y el Lejano Oriente, Jaua habla con Kerry, y Maduro a cambio, suelta al "conspirador del Norte", pero mantiene presos a Simonovis, Vivas, Forero y a la juez Afiuni, entre otros. El régimen se dedica a adquirir medios de comunicación por aquello de la hegemonía y José Vicente inventa la compra de aviones de guerra. Así vamos, de mentira en mentira, viendo cómo le riegan combustible a la candela. Y el país en el que nos tocó vivir... esperando. 

sábado 15 de junio de 2013


7/6/13

El golpe por Eduardo Fernández

Estimados amigos del IFEDEC: 

Muchas gracias por el artículo de Eduardo Fernández publicado en Últimas Noticias, como todos los viernes, y titulado
"El golpe". No estaría de más que le recordaran al autor que quienes liquidaron lo que creíamos sería la última dictadura militar, cuando él tenía 17 años, fueron los militares de su país; que fueron los cadetes de la entonces Escuela Militar, bajo la jefatura de su Director, Coronel Pedro José Quevedo Delgado, los que dieron el puntillazo a la dictadura de Marcos Evangelista Pérez Jiménez la madrugada del 23 de enero de 1958, quien al saber del alzamiento se negó a sofocarlos cruentamente con el batallón Bolívar con la sentencia, copiada del General Medina en la madrugada del 19 de octubre de 1945, de "yo no mato cadetes". Que la Junta de Gobierno que sustituyó al dictador estuvo inicialmente conformada exclusivamente por 5 militares, bajo el comando del Contralmirante Wolfang Larrazabal Ugueto, ampliada luego a 7 miembros con la inclusión de 2 civiles, Blas Lamberti y Eugenio Mendoza, patriotas a quienes no se les arrugó el cuero por integrarse a los militares golpistas, y reducida a 5 miembros por la exclusión de los más connotados perejimenistas de la junta inicial. Que esos militares alzados contra la anterior dictadura fueron los que iniciaron la etapa más civilista y democrática de nuestra historia, y que desconocerlos atribuyendo la autoría de esa gesta a una ambigua y etérea "nación" como lo hace en su artículo: "la nación logró liquidar...", es una mezquindad antihistórica y una injusticia con esa institución muy venezolana.  El golpe del 23 de enero de 1958, cuando Fernández tenía solamente 17 años sí fue bueno y nos dio 40 años de democracia ¿Por qué descartar de antemano otro igual?

Saludos, Luis Betancourt Oteyza




Buenos días
Le enviamos el artículo de opinión del Dr. Eduardo Fernández publicado, como todos los viernes, en Últimas Noticias.

Muchas gracias por su lectura y feliz fin de semana.


FIRMA: EDUARDO FERNÁNDEZ

El golpe


Yo nací en un país tan atrasado que todavía allí se daban golpes de Estado militares.

El día cuando cumplí 5 años, 18 de octubre de 1945, los militares tumbaron a un general civilista: Isaías Medina. Lo hicieron en nombre de la revolución, como siempre.
Cuando cumplí 8 años, esos mismos militares tumbaron al maestro Rómulo Gallegos.
Cuando cumplí 10 años, asesinaron al Presidente de la Junta Militar de Gobierno.


Cuando cumplí 12 años, desconocieron el triunfo electoral de la oposición encabezada por el doctor Jóvito Villalba.

Al cumplir 17 años, la nación logró liquidar a la que pensábamos sería la última experiencia militarista en el país.

En 1959 se inició una larga trayectoria de República civil con presidentes civiles y con alternabilidad republicana. Fueron innumerables los intentos de golpe que tuvieron que sofocarse en aquellos años.El 4 de febrero de 1992 amanecimos de nuevo con la abominable recurrencia militarista. Ya llevamos 14 años de régimen militarista y la desesperación es tan grande que algunos piensan que la solución es un nuevo golpe militar, que en esta oportunidad sí que será muy bueno y convocará elecciones libres y democráticas en unos meses y todos viviremos felices.

Aparentemente, 200 años de historia no nos han enseñado nada. Tampoco aprendimos nada del 11 de abril de 2002.

Desde este espacio quiero delatar a los factores que conspiran a favor del golpe: empobrecimiento general del país, alto costo de la vida, inflación, desabastecimiento, inseguridad, deterioro de los servicios públicos (agua y luz), corrupción galopante, crisis institucional. Es decir, un gobierno que no gobierna, una asamblea que no legisla ni controla, una administración de justicia lenta, cara y parcializada. No existe Contralor ni Contraloría. Un árbitro electoral que no merece la confianza de más de la mitad de la población. Crisis de liderazgo. Reservas internacionales en caída libre. Devaluación monetaria. Alarmante endeudamiento interno y externo. Desempleo creciente. Paralización del aparato productivo del país. Gasto público que ya no puede ser financiado ni con el barril de petróleo a cien dólares. Ausencia de diálogo inteligente y relación imprudente con la dictadura cubana.

Con esos ingredientes, cualquier cosa puede pasar.


Eduardo Fernández
Presidente del Ifedec
@efernandezVE

4/6/13

POLÍTICA EXTERIOR por Julio Dávila Cárdenas

El reciente encuentro privado de Henrique Capriles con Juan Manuel Santos, trajo como consecuencia un desconcierto general en el manejo de la política exterior de Venezuela. Cuando quienes detentan el poder tuvieron noticias del viaje que hacia el vecino país haría Capriles, inmediatamente se encendieron las alarmas y el primer error consistió en presumir que el encuentro sería con el ex-presidente Uribe. Al parecer los servicios de inteligencia venezolanos y suponemos que los cubanos, no demostraron su tan cacareada eficiencia, pues se limitaron a señalar que el encuentro sería para conspirar con quien no se ha caracterizado por haber sido complaciente con el régimen anterior ni con el actual.

La sorpresa ha debido ser mayúscula cuando se enteraron que la reunión sería con Santos y con su ministra de Relaciones Exteriores, María Ángeles Holguín. Ello bastó y sobró para que en abierta demostración de la anarquía que existe actualmente en el país, saltara a la palestra no quien funge de canciller sino el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, para declarar que ello constituía una “bomba” que podría destruir las relaciones entre los dos países. Jaua, -a quien se le recuerda no sólo por el hecho de que cuando Chávez trató de designarlo embajador en Argentina, el finado Kirchner no le otorgó el plácet, sino también por un “famoso discurso” pronunciado en Barquisimeto, para la inauguración de unos juegos deportivos- manifestó que el haber recibido Santos a Capriles demostraba que las más altas autoridades colombianas se encontraban conspirando contra Venezuela.

Llama la atención que quienes asumen la vocería del país en esa situación, son los mismos que fueron derrotados por Capriles en sus aspiraciones a la gobernación del estado Miranda. La impresión que dan es la de estar resollando por la herida.

Mientras tanto, Nicolás Maduro, canciller designado por el presidente Chávez, quien se mantuvo en el cargo desde 2006 hasta 2013, debió haber aprendido al menos los rudimentos de cómo debía conducirse la política exterior, aun cuando ello no resultaba fácil en aquellos tiempos en que todo lo decidía la única voz que se oía en el país y a quien sus subalternos debían obedecer sin derecho a opinar y menos a disentir.

Parece que no “pegan una”.  A la grave crisis política, económica y social que aparentemente abarca también lo militar, se le une ahora otra de política exterior. Lo grave es que la última alocución de Maduro al Alto Mando, parece que fue hecha para tratar de cohesionarlos ante una “eventual” agresión externa. No parecen recordar que esa es un arma sumamente peligrosa que casi nunca da los resultados esperados.



Experiencias existen y son numerosas.

julio.davilacardenas@gmail.com