Cuando usted compara los acontecimientos del 4 de febrero o el 27 de
noviembre de 1992 con los del 12 de abril de 2002 se percata de que
mientras los dos primeros hechos fueron perpetrados por los golpistas a la
sombra de la nocturnidad cuando población y gobierno dormían, los sucesos
de abril de 2002 tuvieron lugar a plena luz del día, estando la población y el
gobierno en vigilia y éste último desplegando toda su fuerza militar.
Si se detiene un poco más percibe que en el año 92 el poder de fuego
desplegado por los golpistas, con las armas que la república les había
confiado para la defensa de lo que atacaban dejó un enorme número de
muertos, muchos de ellos inermes ciudadanos sorprendidos por la acción
premeditada, alevosa, con ventaja y la ya señalada nocturnidad, mientras
que en la de abril marchaban ciudadanos a quienes la república no le había
confiado armas que fueron emboscados tanto por algunos integrantes de los
cuerpos militares, como por civiles armados por el gobierno y protegidos
física e institucionalmente.
Si la atención se fija en los resultados puede percibirse que en el 92
unos militares alzados en armas fueron derrotados por el gobierno civil de la
república, mientras que en el 2002 unos civiles caminando y sin armas se
encontraron con un gobierno que se desplomó solo abriendo un vacío de
poder (TSJ dixit).
Si además prestamos atención a la conducta de los que ejercían el
poder nos encontramos en el 92 a CAP, sus ministros, los dirigentes de los
partidos de gobierno y de la oposición, incluido el secretario general de uno
que compitió en las elecciones contra CAP haciéndole frente con la palabra
civil y por radio y televisión a las huestes insurrectas armadas, mientras que
en el 2002 al margen del hoy fallecido presidente, los más importantes
personeros del gobierno como Diosdado Cabello, Rodríguez Chacín y unos
cuantos más, militares y civiles, desaparecieron hasta que entró en escena el general Baduel con las armas que la república civil le había confiado.
Finalmente, después de unos y otros acontecimientos los golpistas
militares fueron sobreseídos por la república civil para que ejercieran a
plenitud sus derechos ciudadanos incluido el de elegir y ser elegido; mientras que el gobierno militar le niega los más elementales derechos a ciudadanos inocentes que cumplían la misión de proteger a la población civil.
Caracas, 11 de abril de 2013
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