Precisamente es lo que ha ocurrido en la Asamblea. El
teniente cree que la presidencia de la Asamblea es algo así como ser alférez
mayor en la Academia Militar que le permite obligar a los recién ingresados a
limpiarle los zapatos, desnudarse o rasparse el coco como prueba de sumisión y
no añado otras actividades aún más degradantes por respeto a los lectores, pero
que el teniente conoce por haberlas sufrido y por haberlas impuesto.
Ahora el teniente cuando se ve en el espejo se contempla
desnudo. No se trata de que esté desvestido que es cosa distinta sino que ve
dentro de sí y no contempla nada. Por eso en los últimos tiempos en ocasiones
viste como un civil y en ocasiones usa los arreos militares. Solamente la
pérdida del sentido de dónde se encuentra explica lo sucedido. La Asamblea,
teniente, es el lugar donde acuden los diputados electos para decir lo que
ellos piensan, pero usted cree que es el lugar a donde fue llevado por el
difunto presidente para repetir lo que él pensaba; y que por esas cosas
inesperadas que tiene la vida lo pone ahora a decir lo que piensa Nicolás.
Rectifico, que no estamos hablando de pensamiento, lo pone a decir lo que
quiere Nicolás.
¿Qué quiere Nicolás? Ser reconocido como hijo de Chávez y
por lo tanto legítimo presidente. En un desplante aceptó ir a una revisión voto
por voto sin percatarse que expondría, aun si el reconteo le diera la victoria,
las trampas y triquiñuelas que el póker
de damas del CNE realizó para poder emitir el boletín “expresión de la
tendencia irreversible”. Después dijo que no y luego, que
sea lo que diga el CNE.
Nicolás se somete a la voluntad de Tibisay y usted a la de
Nicolás y para que no quede duda anuncia al país que no le concederá el uso de
la palabra a quien no reconozca que Nicolás ganó. Que papelón. “Nicolás e
mobile, qual piuma al vento, muta d’accento, e di pensiero”. ¿Y usted teniente,
también cambiará su pensamiento y dará el derecho de palabra?
Caracas, 17 de abril de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario