“Lo
que es moralmente erróneo, no
puede ser políticamente correcto”
Winston
S. Churchill
Desde
que se anunció la muerte de Hugo Chávez hemos sido víctimas de una escandalosa
manipulación mediante un velorio interminable y un entierro inconcluso.
Todo
comenzó con una marcha desde el hospital militar Carlos Arvelo hasta la
Academia Militar de Venezuela, para mi sorpresa rebautizada como “Universidad
Militar”, lo que le quita su personalidad de instituto de estudios militares
especializados que en otros países, donde cuidan sus fuerzas armadas, no se
hace. Las grandes academias militares se distinguen por ser eso: Unos
institutos de alto nivel académico destinados a la formación de una élite
especializada en la sagrada misión de la defensa de la nación. Los militares,
en cualquier país civilizado, que ha superado las montoneras tribales, son una
élite; como los seminarios donde se forman los sacerdotes, que también todo lo
abandonan en su misión terrenal, se diferencian de las simples universidades
por sus sagradas misiones. Será que esta llamada revolución, en su afán
demagógico y populista, prefiere rebajar las élites que enaltecerlas por
complejo insufrible y miedo de destacar líderes sociales que sean emblema y
guía. Razón tenía nuestro poeta del pueblo, Andrés Eloy Blanco, cuando afirmó
que: “El problema del militarismo en Venezuela, se debe a la falta de
verdaderos militares”. Pero nos estamos distrayendo del objetivo de este
comentario.
El
caso es que el féretro que dicen contiene los restos, o lo que queda de ellos,
de Hugo Chávez fue paseado para excitación de multitudes y no en homenaje de
los suyos, incluyendo sus familiares; fue exhibido en el hall de la vieja
Academia Militar, para espectáculo puro y simple, utilitario y desvergonzado,
con la presencia, nada sincera de mandatarios, sumisos unos e interesados los
más. Una manifestación luctuosa del poderío petrolero y no el sincero respeto a
un ex mandatario. Vimos el insólito espectáculo de un asustado y calculador
Piñera, codo a codo con el tirano cubano de turno, el hermano Raul, haciendo la
primera guardia, sin vergüenza ni rubor. Una muestra clásica de “jineteras” de
dos océanos. El espectáculo lo prolongaron insaciablemente por más de 10 días
para satisfacer la curiosidad de muchos y explotar el dolor de pocos; iniciando
así una campaña electoral retenida con la complicidad de las camaradas del TSJ.
Ya llegaría la señal de partida y la Asamblea Nacional, con su presidente
claudicante a su cabeza, previa sentencia acostumbrada de alabarderos y
alcahuetes, reconoció al “destapado” usurpador de Maduro con rango de
presidente inconstitucional. Así se dio inicio a otra campaña electoral amañada
y que concluirá con la trampa de costumbre. El designado por la MUD denunció la
usurpación llamando “golpe constitucional” lo que se iba a decidir en la
Asamblea el viernes 8 de marzo en la noche, aunque después, como acostumbra la
oposición oficial, le reconoció al usurpador Maduro madera de contrincante y lo
legitimó como tal.
Esto también es harina de otro costal, que trataremos con
mucha paciencia en su momento.
Hoy
ocurrió el traslado a la vieja Escuela Militar de La Planicie, devenida luego
en sede del ministerio de la defensa hasta terminar en Museo Militar, y refugio
inoportuno del felón Chávez en su asonada sangrienta del 4 de febrero de 1992.
Ahora esa edificación se ha llamado: “Cuartel de las Milicias”, “Cuartel 4F” y
la cursilería chavista, tan poco original, lo bautiza ahora “Cuartel de la
Montaña”, que suponemos no en honor al de Madrid, que siguió el golpe de
Franco, Sanjurjo y Mola pero fue tomado por los republicanos en julio de 1936;
aunque en eso de derrotas parece apropiada la homonimia, no son similares
porque en el madrileño se peleó con bravura y aquí se rindieron sus ocupantes
sin vergüenza. Son cosas de gusto y nada más.
Un
cómplice de la asonada del 4-F, intentando animar el luctuoso pero falso
homenaje, en el trayecto afirmó que somos sujetos de una “revolución
irreversible”, hipérbole del “no volverán”, también plagiado de la tragedia
española, porque nada lo pueden hacer con originalidad elegante, que solamente
quiere decir que no ocupen otros sus posiciones para que no les exijan cuentas;
cuentas financieras, sobre dónde están los reales recibidos para Venezuela; el
porqué de las sucesivas devaluaciones con ingresos históricos en los últimos 14
años de chavismo. Cuentas administrativas que expliquen el abandono de la
infraestructura a nivel nacional: la falta de viviendas, hospitales y abandono
de refinerías, puertos y aeropuertos, etc. Cuentas morales que expliquen
170.000 asesinados, presos políticos, exilados. Etcétera
A los
cómplices de la felonía del 4F los pusieron a cargar el féretro engalanados con
todo el oropel que no se corresponde con su traición a las FAN, la Constitución
y la patria, y lo hicieron. Luego invitaron al chulo boliviano a silbar por el
cementerio para no sentirse solo de ahora en adelante en su campaña por la
cocaína en nombre de la patria indígena.
Tuvo su momento el hermano comunista
que le arreó la mochila de rencores y resentimientos sociales, que tanto odio
nos han legado; pero en el espectáculo no pudo faltar el usurpador Nicolás que,
entre jipíos y amenazas, trató de acercarse a los felones del 4F que se sienten
con más derecho a la sucesión. No faltó el cura alcahuete que con excusa de los
pobres recordó a quien disfrutó de lujos y viajes sin escrúpulos. Todo un show
con gorras, cachuchas y boinas de quienes no las merecen ni honran.
No se
entiende que reclamen respeto por Chávez y su familia quienes demostraron un
ensañamiento en sus restos, cuales buhoneros vendedores de símbolos patrios en
cualquier mitin electorero.
La
historia patria se encargará de lavar la mancha que hoy los felones con
uniforme han impuesto sobre la memoria de nuestras FAN, y el uso impropio de
los restos de Chávez para, irrespetándolo, seguir usufructuando, sin derecho ni
honor, a Venezuela.
Caracas,
15 de marzo de 2013
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