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28/3/13

Bernard-Henri Lévy habla sobre la idiotez del culto póstumo a Hugo Chávez


Asunto: Bernard-Henri Lévy habla sobre la idiotez del culto póstumo a Hugo Chávez - Hugo Chávez 1954-2013 - EL UNIVERSAL

Estimados amigos: Les presento este artículo del escritor y filósofo francés Bernard-Henry Levy, aparecido hoy en El Universal. Levy es un socialista, aunque contrario a la extrema izquierda, llamado por los socialistas y lectores en general el heredero de Jean Paul Sartre. Este envío lo hago con especial dedicación a los que se sintieron constreñidos a algún recogimiento o señal de luto por la muerte del Tirano. Para los que tengan dificultad en abrir el link de abajo les anexo el artículo en Word. Saludos, LBO y Monsieur














HUGO CHÁVEZ 1954-2013

Bernard-Henri Lévy habla sobre la idiotez del culto póstumo a Hugo Chávez

EL UNIVERSAL

viernes 22 de marzo de 2013

Dejando de lado su antisemitismo y sus aliados dictadores, ¿por qué tendría la izquierda que conmemorar a un hombre que reprimió a su pueblo y arruinó la economía? Es un insulto a los venezolanos, opina Bernard Henri-Lévy.

El fallecimiento de Hugo Chávez, seguido por su rebuscado funeral, ha desatado una ola de idiotez política, y por ende, de desinformación, de una magnitud que no se había visto desde hace cierto tiempo.

No haré demasiado hincapié –porque es un hecho público y notorio- en el Chávez "amigo del pueblo", cuyos principales aliados eran dictadores con las manos manchadas de sangre: Ahmadineyad, Bashar al-Assad, Fidel Castro y, anteriormente, Gaddafi.

Tampoco ahondaré, porque esto también es del conocimiento público, en el Chávez cuyo antisemitismo patológico en su régimen de 14 años provocó el exilio de las dos terceras partes de la comunidad judía de Venezuela. (Es difícil imaginar que un ministro del gobierno de François Hollande en Francia vea a este Chávez como un "híbrido de Léon Blum y De Gaulle"). ¿Acaso no fue Chávez devoto de las teorías de conspiración de Thierry Meyssan, aquel discípulo del revisionista argentino y negador del Holocausto, Norberto Ceresole, quien manifestó su sorpresa porque a los israelíes les "gusta criticar a Hitler" aunque "han hecho lo mismo y quizá cosas peores"? ¿Cómo podía reaccionar un judío de Caracas al ver que su presidente estigmatizaba a una minoría conformada por "descendientes de aquellos que crucificaron a Jesucristo" y quienes, según Chávez, "se habían apoderado de las riquezas mundiales"?

Desde sus acusaciones a la Casa Blanca por intento de magnicidio hasta su acercamiento a Ahmadineyad y Gaddafi, he aquí un vistazo de algunas razones de la supuesta animadversión de Chávez hacia Estados Unidos.

Lo que menos se conoce, algo que lamentaremos haber pasado por alto en la medida en que el culto póstumo de Chávez se inflama y se vuelve cada vez más tóxico, es que este "socialista del Siglo XXI", este supuesto "defensor incansable de los derechos humanos", gobernó sofocando a los medios, clausurando canales de televisión que le eran adversos y prohibiendo a la oposición el acceso a las fuentes noticiosas estatales.

Lo que menos se conoce, o no mencionan deliberadamente los que pretenden convertir a Chávez en una fuente de inspiración para una izquierda sin aliento, es que este líder maravilloso, aparentemente tan preocupado por los trabajadores y sus derechos, toleraba los sindicatos solamente si eran oficialistas. Permitía las huelgas solamente si las controlaba u orquestaba el régimen. Y, hasta el final, persiguió, criminalizó y mandó a la cárcel a sindicalistas independientes quienes, como Rubén González, el representante de los trabajadores mineros agrupados en Ferrominera, no esperaron que el bolivarianismo se materializara para exigir condiciones de trabajo dignas, protección contra los accidentes laborales y salarios justos.

Que Chávez, el hombre, descanse en paz. Pero hacer creer que el saldo del chavismo ha sido positivo es un insulto para el pueblo venezolano.

Lo que se ha omitido de muchos de los retratos que se difunden durante estas sesiones de duelo mundial –y lo que debería recordarse si se quiere evitar que el chavismo sin Chávez se convierta en una pesadilla mucho peor- es la represión de la etnia yukpa de la Sierra de Perijá, llevada a cabo en nombre de la "integración cultural"; los crímenes de sicariato encubiertos por el régimen contra ciertos caciques, quienes, como Sabino Romero en 2009, no se doblegaron ante Chávez y, en términos generales, el que hubiera puesto a dormir los movimientos democráticos y populares que no tuvieron la dicha de figurar en la agenda de Chávez. Por ejemplo, en materia de la mujer, no hay que olvidar que los derechos de la mujer sufrieron un retroceso dramático durante el reinado del comandante. Además, ¿acaso sería injusto para el difunto líder señalar que dos disposiciones de la ley de familias –una que protege a las mujeres que son víctimas de violencia doméstica; la otra, sobre las divorciadas- fueron rechazadas por el régimen por ser demasiado pequeñoburguesas para la norma del machismo imperante?

En cuanto a las buenas almas que nos recuerdan que el populismo nacional de Chávez tuvo "al menos" el beneficio de darle de comer al hambriento, atender a los más vulnerables y reducir la pobreza, no mencionan que estas reformas fueron posibles solamente y llanamente por la temeridad presupuestaria, financiada por el colosal ingreso petrolero, inflado por los altos precios del crudo. El resultado ha sido que la economía real del país, la modernización de su infraestructura y equipos, así como la formación de empresas capaces de generar riqueza sustentable, fueron sacrificadas irresponsablemente en el altar de una especie de cesarismo más bien diseñado para comprar la paz social antes que construir la Venezuela del mañana.

Traducción: Conchita Delgado

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