Mediante acuerdo publicado en la G. O. número 39986 del 15 de
agosto alerta la Asamblea Nacional al pueblo venezolano y al mundo sobre “los
evidentes planes de la derecha reaccionaria… para… anunciar resultados
anticipados de las elecciones… en abierto desconocimiento a la voluntad
popular… y su autoridad constitucional”. Repite lo que viene diciendo el
saliente “que la oposición declarará fraudulento el resultado que anuncie su
instrumento electoral, el CNE”. Nótese que el pecado está en “la anticipación
de resultados” que en todas partes del mundo preceden a las cifras oficiales,
menos en los regímenes seudo democráticos que usan las formas de ésta para
acabar con ella.
Es así como se descubre el propósito
del saliente, “desconocer la voluntad popular”
y sustituirla por su voluntad incluso recurriendo al fraude. Porque tanto el saliente, como
“su asamblea” saben ya cual será el
resultado y por lo tanto lo que dirá el CNE, que paradójicamente, quizá a pesar
de la función que le corresponde como “autoridad constitucional” hasta ignora
que será lo que tiene que decir. Se trata como ya lo hemos visto muchas veces
en estos catorce años de la formación de una matriz de opinión, orientada a que
sea desoído en el país y en el mundo una denuncia de fraude “porque ya lo
habíamos advertido”.
El gobierno que tiene por credo
electoral la fórmula de Castro según la cual “revolución no pierde elecciones”,
lo que significa el desconocimiento a priori de la voluntad popular, le imputa
a la oposición que va a comportarse exactamente como ellos lo hacen, es decir,
que va a adoptar su credo proclamándose ganadora y en consecuencia, va a desconocer el
resultado que proclamará su instrumento, que por supuesto tanto el saliente
como su asamblea lo conocen desde ya y por eso están seguros que les
favorecerá. Son profetas.
Resulta curioso observar este
comportamiento en el cual el denunciante, sea la asamblea o el saliente, en su
afán por construir frente a la oposición que tiene por delante una trinchera a
través de la matriz de opinión que le sirva de contención a una posible
denuncia de fraude, pone al descubierto la retaguardia, haciendo evidente que
el gobierno se sabe sin el respaldo mayoritario, pues cuando este existe no hay
denuncia de fraude que prospere.
Caracas,
22 de agosto de 2012
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