Apenas
concluido el proceso de desalojo del retén judicial La Planta, como para que no
haya duda sobre el objetivo que persigue el gobierno de Chávez Frías, se le
confía a la Guardia Nacional la misión de despojar de su armamento a la policía
del Estado Carabobo. Durante una semana permaneció la Guardia en “el sitio de
La Planta”, desde cuyo interior se transmitieron mensajes como la disposición
de los reclusos a aceptar su movilización a otros centros siempre que se les
permitiera trasladarse con sus pertenencias: las armas y la droga.
Al
tiempo de la evacuación causó sorpresa la forma no controlada como abandonaban
el recinto, por lo que respecta a la identidad de cada preso, a la razón por la
cual estaba privado de libertad y la libertad tanto para abordar el transporte
que lo conduciría al nuevo destino, como para portar consigo, sus pertenencias,
cuya disposición habían reclamado mientras duró el sitio. Sin embargo, a mí me
causó más sorpresa la expresión de un jerarca de esa fuerza armada encargada de
la evacuación, según la cual, el control se realizaría en el lugar de destino.
La
impresión comunicada a la ciudadanía fue que no solamente la fuerza encargada
de la ejecución, sino también la dirección de la ministra de prisiones
resultaban de una ineptitud galopante que se tradujo en un inmenso riesgo para
los habitantes de las zonas aledañas hasta que se produjo el desalojo; y que
llegó a manifestarse espantosamente en los colegios de la cercanía: los niños
fueron acostados en el suelo de los salones de clase para proteger sus vidas.
Presumo
que la misión de desarmar a la policía de Carabobo tiene un objetivo, una
finalidad y trato de encontrarla, pero no lo logro. Sin duda es paradójico lo
ocurrido, mientras los reclusos reclaman su derecho a usar armas que no pueden
llegar al lugar de reclusión sino con la complicidad de los custodios, éstos
llevan a cabo el desarme de quienes tienen la misión de portarlas para proteger
a la ciudadanía y ofrecerle seguridad.
No
sería extraño que esas armas fueran a parar a los sitios de reclusión y que
mañana la ministra acusara a la gobernación del Estado Carabobo de
suministrarle armas a los reclusos. La otra hipótesis es que se trata de
levantarle el espíritu a una de los componentes de la fuerza armada para la
guerra asimétrica que libraremos contra el imperio, devolviéndoles la confianza
de que aunque no desarmen a los pranes si pueden desarmar a otros grupos
armados.
Caracas,
30 de mayo de 2012
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