El 17 de enero de 2005 escribí un artículo, que
fue publicado en nuestro diario El Nacional de esos días, con este mismo título
pero sin numeración pues creía que sería el único: no pensaba tener que
agradecerle más nada a Álvaro Uribe Vélez, entonces presidente de Colombia,
pues los compromisos diplomáticos que lo cercaron de inmediato lo inhibirían de
otra acción beneficiosa para los venezolanos. Este artículo de hoy no pretende
ser uno más de una saga, pero lo podría ser.
Aquél de 2005 se refirió a la captura en nuestro
suelo, por militares venezolanos dignos y luego injustamente presos, de un narcoguerrillero
de postín, acogido con honores y comodidades en nuestro país por el gobierno
que todavía nos somete ocho años después, encabezado por Hugo Chávez. Me
refiero a Rodrigo Granda, el entonces “canciller” de las FARC, entregado a las
fuerzas policiales de Uribe pero liberado posteriormente por las presiones y
solicitudes engañosas del hoy “mejor amigo” del actual presidente Juan Manuel
Santos y el entonces presidente francés, el ingenuo Sarkosy. Un intento fallido
por limpiar a nuestros dos países hermanos de delincuentes.
En este artículo de hoy quiero comentar las
últimas declaraciones y acusaciones de
Álvaro Uribe contra la tiranía que nos azota y que nuestra prensa
escrita y la virtual han destacado ¿Qué dijo Uribe? Nada que no sabíamos ni que
no hayan dicho muchos venezolanos con autoridad. Que este es un gobierno
forajido, socio del narcoterrorismo de las FARC; confeso de dar homenajes a
narcoguerrilleros dados de baja por el honorable ejército colombiano, de aupar
que se les levanten estatuas y murales ofensivos a nuestro espíritu republicano
y democrático. Acusó a Chávez de ser el responsable de más de 150.000
asesinados por obra de su mensaje de odio, envidia y resentimiento; y por obra
de la impunidad de asesinos como consecuencia de la destrucción del poder
judicial, según ha quedado en evidencia por las confesiones públicas de
exmagistrados fugados en busca de garantías para sus vidas oscuras. Acusó a
Chávez de ser responsable del auge de secuestros que azotan a los venezolanos;
que este delito ha pasado de 63 secuestros en 2002 a 1079 en 2010, más de 1000
por año. De que nuestro territorio es refugio de terroristas, cosa que es un
secreto a voces dentro y fuera de las FAN venezolanas, y de lo cual se ufanan
secuaces como Jaua y Maduro. Total, verdades necesarias de refrescar de vez en
cuando para que no nos distraigan con Consejos de Estado tramoyeros ni
aspavientos de retiros de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la
OEA que en el fondo no cambiarán nada de nuestras vidas y sacrificios de todos
los días.
Ahora bien, lo sorprendente de estas acertadas
declaraciones del amigo Álvaro Uribe no ha sido la hipócrita reacción dolida de
los acusados, puestos en descubierto una vez más, sino la de los medios de
comunicación llamados independientes y hasta de líderes de la llamada oposición
pretendiendo gestos preñados de escrúpulos cómplices con los innegables hechos
denunciados por el expresidente colombiano y hasta de falsos reclamos de
defensa a nuestra soberanía que no se escucharon cuando el dictador de Cuba,
Fidel Castro, amenazó a Venezuela con un “baño de sangre” si Chávez salía del
poder, en carta pública a Obama. Ridículas quejas de “no injerencia en nuestros
asuntos internos”, asuntos internos donde pacen en total tranquilidad
terroristas extranjeros que no parecen notar los ofendidos opositores.
Definitivamente hay quienes se conforman con un silencio cuando les toca
cumplir con su deber o ponen en un mismo plano a un demócrata como Uribe y un
Tirano como Fidel. Es insólito como, por miedo o conveniencia, las
colaboraciones de amigos se confunden con agresiones.
Por todo esto, la mayoría de los venezol
anos
debemos agradecer a Álvaro Uribe Vélez sus recientes declaraciones; al fin y al
cabo, alguien tiene que hacer oposición en Venezuela, así sea colombiano. De
seguir como vamos hasta Iris Varela puede llegar a ser la próxima presidente.
Caracas, 15 de mayo de 2012
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