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2/5/13

¿POR QUÉ LLORAN Y PATALEAN? por ALEJANDRO MORILLO

Terrible paradoja la del régimen: necesita con urgencia el reconocimiento de una oposición que siempre desconoció y no cuenta con los medios políticos para lograrlo, por ello acuden a la agresión y a la intimidación.  
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ORÁCULO POLÍTICO

La crisis política que sufre Venezuela comenzó hace dos años, cuando el autócrata ya muerto, anunció su enfermedad. Y no fue ese hecho lo que desencadenó la inestabilidad, sino más propiamente el traslado del mando presidencial a Cuba para un tratamiento misterioso y mortal.

En esos dos años tuvimos un Presidente itinerante y el entorno comenzó a mostrar serios dislates. Luego, con una campaña lastimosa, el enfermo logró reelegirse con ventajismo y  fraude en el registro de votantes.

Lo que hicieron luego fue simplemente galvanizar el control desde el CNE imponiendo un Presidente inconstitucional como encargado y coronándole contra la protesta e indignación de la mitad de la población. Y eso sencillamente consagró la crisis.

Si algo hizo el autócrata fue desconocer por años a la población disidente, llegando hasta negarle su condición de venezolanos, o sea, que negó su existencia. Y ese desconocimiento se traducía en presos políticos, torturas, descalificaciones públicas y persecuciones en todas las esferas.

La oposición aceptó indebidamente cohabitar con tal engendro político e insistió en una salida electoral. Y el resultado fue la repetición del fraude, pero esta vez más notorio e innegable en los resultados impuestos con la actuación traidora de la FAN y la entreguista del CNE.
A pesar de todos los reclamos de la población y su expresión política, apoyada en la Ley electoral, el régimen impuso su candidato en pocas horas y se cuadró con las infelices rectoras del CNE en una negativa a reconocer a la mitad del electorado.

En pleno proceso de impugnación a una elección acusada de fraudulenta, el régimen pretende ahora que lo reconozcan como legítimo. Y viene la pregunta: ¿Por qué quieren a estas alturas el reconocimiento de una población opositora que para ellos no existe ni existió nunca política ni socialmente?

La legitimidad racional, “descansa en la creencia en la legitimidad de ordenaciones estatuidas y de los derechos de mando de los llamados por esas ordenaciones a ejercer la autoridad (autoridad legal)”  (Max Weber, "Economía y sociedad" - Cap. III. Tipos de dominación). Y justamente hoy la mitad de quienes votaron el 14 de Abril, no cree en los derechos de mando de quien los ha usurpado dos veces.

El régimen vive a todas luces una crisis de legitimidad y se enardece porque una oposición que nunca reconoció lo desconoce hoy a él con la ley en la mano. Y su inestabilidad interna es tal que agreden a la población opositora y a sus diputados con una furia solo explicable en quien se tambalea y no encuentra asideros en su desequilibrio.

En estos momentos y desde el 14 de abril en la noche los venezolanos tenemos un gobierno simplemente instalado pero sin legitimar por nadie, porque ni el CNE ni ningún factor de poder legitiman, sólo la población lo puede hacer.

Todos sabemos donde reside el desespero. Y es que hasta el 4 de marzo el régimen se mantuvo bajo una legitimidad “de carácter carismático: que descansa en la entrega extracotidiana a la santidad, heroísmo o ejemplo de una persona y a las ordenaciones por ella creadas o relevadas (autoridad carismática)”. Y esa legitimidad desapareció el 14 de abril.

Terrible paradoja la del régimen: necesita con urgencia el reconocimiento de una oposición que siempre desconoció y no cuenta con los medios políticos para lograrlo, por ello acuden a la agresión y a la intimidación. Por eso se muestran histéricos y actúan como bandas enloquecidas usando todos los poderes para mostrar la firmeza que no tienen.

Las acciones del poder hoy son de pataleo. Y las posturas denotan un histerismo extremo. Por ello las plañideras y amenazantes declaraciones de Maduro y Diosdado Cabello, el primero por ilegítimo y el segundo por abusar en el ejercicio de sus funciones. Por ello en la Asamblea niegan el derecho de palabra a los diputados de oposición y ejecutan una emboscada sangrienta, apoderándose del hemiciclo legislativo como una banda diabólica.

Después de haber desconocido a la población opositora durante más de una década, ahora lloran y patalean porque esta no reconoce a su usurpador de pacotilla. Su miseria no tiene límite.

02/05/2013
am24288@gmail.com

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