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31/5/13

La duda madura por Oswaldo Páez-Pumar

Maduro duda de la sinceridad de Santos y afirma que mete puñaladas por la espalda, mientras que Pável Rondón viceministro para América Latina, poco antes de que  Nicolás fuera nombrado canciller y embajador en Colombia con Nicolás conduciendo la política exterior, califica la entrevista HCR-Santos “sin trascendencia…no tiene incidencia sobre la política entre los estados”.

¿Quién tendrá la razón? Si recurro a la doctrina cristiana debo inclinarme del lado de Nicolás. Recuerdo al Canciller Calvani invocar en favor de una posición asumida por el Presidente la doctrina de la gracia de estado, un don especial, como quien dice un toque que la Providencia deja caer sobre quien tiene la responsabilidad  mayor, que le ilumina en la toma de decisiones siempre complejas y difíciles para que, los resultados de bien y de mal que ellas necesariamente traen, graviten con más peso en favor del bien.

Hasta ayer Maduro no se había pronunciado. Los gritos destemplados los profirieron Jaua y Diosdado. El primero, amenazando con retirar a Venezuela de las conversaciones de paz entre el gobierno colombiano y las FARC, aunque no seamos parte en el diálogo sino invitados y no precisamente por Colombia; y como implicando una reanudación de hostilidades sin ser beligerantes. El segundo, con lo único que es capaz de decir, insultos. Pensé que la respuesta de la Canciller María Ángela Holguín invitando a apagar los micrófonos encontraría eco, pero no fue así, Maduro unió su voz al coro, usando el micrófono. La hipersensibilidad sigue causando efectos. Maduro, Cabello y Jaua no pueden oír nombrar a HCR porque inmediatamente se erizan. Bajo la forma de erizo o la de puerco espín. Atacan, pinchan y lo que constituye una práctica inveterada de los gobiernos democráticos como es la de dialogar no solamente con el sector oficial sino con voceros de la oposición se les hace intragable.

En Venezuela no hay duda sobre la existencia de un fraude electoral cuya dimensión es lo único que está por establecerse. En el exterior si las hay, pero están en el proceso de madurar; y así como la maduración de un fruto verde es llegar a la sazón, la de una duda es llegar a la certeza; y Maduro, con su obrar y su decir está contribuyendo a la maduración de su ilegitimidad. No tiene la gracia de estado, que es también como una prueba de la ilegitimidad.


Caracas, 31 de mayo de 2013

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