JULIO DÁVILA CÁRDENAS | EL UNIVERSAL
lunes 15 de octubre de 2012
La historia suele enseñarnos. Lamentablemente, en muchas oportunidades, no prestamos la debida atención y ello por lo general nos conduce a cometer errores que pueden resultarnos catastróficos. Cuando no hacemos caso de las enseñanzas de la historia podemos decir, para decir lo menos, que pecamos de ingenuos. Cuando como integrantes de una sociedad tratamos de desentendernos de la historia y de ocultar el Sol con un dedo, estamos cometiendo un acto de irracionalidad y torpeza tal que probablemente nos lleve a situaciones de las cuales difícilmente podremos salir.
El pasado nos ha mostrado con absoluta claridad la situación cubana. Hemos visto o leído los desmanes cometidos por un régimen que ha funcionado en aras de perpetuar a un hombre en el poder. Un hombre que nunca estuvo preparado para abandonarlo luego de haberlo conseguido. Que se ha valido del engaño y del terror para lograr su fin único y exclusivo y que tiene la desfachatez de hablar de democracia y de participación.
Castro, quiérase o no, es un personaje que con su carisma logró que el pueblo cubano, después de años de lucha contra la dictadura de Batista, decidiera poner la voluntad colectiva en sus manos. En las de un solo hombre. Castro representó sin lugar a dudas el nuevo caudillo que con sus habilidades histriónicas, supo valerse de los medios de comunicación, proyectando su carisma a través de la radio y especialmente de la televisión. Ha tenido gran habilidad para convencer y manipular al pueblo a través de estos medios. Proyectaba una imagen de honestidad y desinterés tales, que casi nadie podía creer que fuese capaz de una acción incorrecta y cuando se descubría algo turbio, muchos decían: "si Fidel realmente supiera lo que está pasando, no permitiría esas cosas".
Nosotros hemos votado y la mayoría, sea porque así lo quiso o porque el régimen inspirando temor, repartiendo migajas, abusando del poder, sembrando el odio y mintiendo, "convenció". Creamos nuestro propio futuro olvidando lo que la historia nos decía. Nos olvidamos de aquellos que siguen presos por la voluntad de un individuo y ahora esos presos son también responsabilidad de más de ocho millones que apoyaron esa trágica decisión. Hemos perdido una valiosa oportunidad, pero ojalá que nos sirva para aprender que pese a todo, aún existe un camino que debemos transitar para lograr otro mejor. Así pues, preparémonos para continuar, diciembre está cerca y el trabajo de lograr un porvenir mejor también.
julio.davilacardenas@gmail.com
El pasado nos ha mostrado con absoluta claridad la situación cubana. Hemos visto o leído los desmanes cometidos por un régimen que ha funcionado en aras de perpetuar a un hombre en el poder. Un hombre que nunca estuvo preparado para abandonarlo luego de haberlo conseguido. Que se ha valido del engaño y del terror para lograr su fin único y exclusivo y que tiene la desfachatez de hablar de democracia y de participación.
Castro, quiérase o no, es un personaje que con su carisma logró que el pueblo cubano, después de años de lucha contra la dictadura de Batista, decidiera poner la voluntad colectiva en sus manos. En las de un solo hombre. Castro representó sin lugar a dudas el nuevo caudillo que con sus habilidades histriónicas, supo valerse de los medios de comunicación, proyectando su carisma a través de la radio y especialmente de la televisión. Ha tenido gran habilidad para convencer y manipular al pueblo a través de estos medios. Proyectaba una imagen de honestidad y desinterés tales, que casi nadie podía creer que fuese capaz de una acción incorrecta y cuando se descubría algo turbio, muchos decían: "si Fidel realmente supiera lo que está pasando, no permitiría esas cosas".
Nosotros hemos votado y la mayoría, sea porque así lo quiso o porque el régimen inspirando temor, repartiendo migajas, abusando del poder, sembrando el odio y mintiendo, "convenció". Creamos nuestro propio futuro olvidando lo que la historia nos decía. Nos olvidamos de aquellos que siguen presos por la voluntad de un individuo y ahora esos presos son también responsabilidad de más de ocho millones que apoyaron esa trágica decisión. Hemos perdido una valiosa oportunidad, pero ojalá que nos sirva para aprender que pese a todo, aún existe un camino que debemos transitar para lograr otro mejor. Así pues, preparémonos para continuar, diciembre está cerca y el trabajo de lograr un porvenir mejor también.
julio.davilacardenas@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario