¡A
mí que no me vuelvan a pedir que vaya a votar! Es un clamor que aunque no
siempre se escucha, si se siente. Aquel que no quiera ir a votar más y no
quiera a Chávez en el poder debe alzarse en armas. Si no quiere ese camino y no
va a ir a votar más, está rendido y quiere a Chávez en el poder por siempre
aunque lo niegue.
A
mis 71 años no creo estar en condiciones de encabezar una revolución iré a
votar. Debo confesar, sin embargo, para quienes opten por el camino de las
armas que en mi criterio existen razones que justifican la rebelión porque la
soberanía radica en el pueblo; y cuando la mayoría gobierna para su propio
bienestar y no para el bien común no estamos en presencia de un régimen
democrático, sino demagógico, como ya lo definió Aristóteles hace más de dos
milenios. No estoy reconociendo que este gobierno gobierna para beneficio de
las mayorías. Tiene programas de beneficio para las mayorías pero gobierna en
beneficio de la camarilla gobernante.
Sobre
una racionalización semejante se fundó el alzamiento del teniente coronel Hugo
Chávez en febrero de 1992 y todavía hoy, él personalmente y su gobierno en modo
colectivo, hace apología del hecho y lo justifican porque, en su decir, el
gobierno no ejercía su función en beneficio del pueblo, sino de la ‘oligarquía’
aunque hubiera sido electo por la mayoría, porque los comunistas desde las
elecciones del año 1958 cuando no triunfó el candidato apoyado por ellos han
estado denunciando fraudes electorales hasta las de 1998 cuando sí triunfó. De
donde se colige que las elecciones no son fraudulentas para los comunistas
cuando ellos ganan de lo contrario si lo son. Cuando hablo de los comunistas no
me refiero al PCV de los hermanos Machado, sino a sus distintas variantes
incluido el PSUV, ya que su ductor máximo, el doctor Castro, señaló que el socialismo del siglo XXI era el
comunismo y que revolución no pierde elecciones.
Nuestra
consigna de combate frente al abuso y el atropello del gobierno es continuar la
marcha. El candidato Capriles señaló que hay un camino y está bien que lo
dijera, aunque no fuera exacto. Estamos, como dice Machado, construyendo ese
camino con su andar y con el nuestro. No lo vamos a dejar solo.
Caracas,
10 de octubre de 2012
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