Lo que ha estado sucediendo en estos últimos 30 días refleja
y resume lo que hemos vivido en estos últimos 9 años en
Venezuela: No hemos tenido en la dirección del Estado
un gobierno que dirija al país, ordene sus necesidades,
planifique sus soluciones, distribuya tareas y recursos
entre los encargados de ejecutar obras de cualquier tipo;
ni un parlamento que controle la marcha de todo lo anterior,
mientras asume su responsabilidad de legislar, sin delegarla
graciosa y frívolamente; y menos aún, unos tribunales que
ayuden a la sociedad en sus desacuerdos conforme a las
leyes y administre justicia a quienes las han violado.
Pero lo más grave, es que también ha faltado una o
unas fuerzas que hayan reclamado, sin complejos y
con coraje, las carencias anteriores del Estado para
con todos sus ciudadanos, comenzando por los más
necesitados. En efecto, desde las luchas que escenificamos
en 2002, las fuerzas políticas parecen congeladas esperando
que un nuevo mesías acabe con otro, pero sin que tal
combate los involucre. Todos, gobierno y oposición,
juegan a la "normalidad" dentro de la mayor anormalidad
cataclísmica que ha conocido nuestra historia
republicana. El estado de devastación física,
estructural, moral e institucional al que ha llegado el país y
todas sus instituciones públicas, sin excepción,
no parece preocupar sino a algunos intelectuales, académicos,
sacerdotes y aislados profesionales. Los gremios parecen
apagados y mudos mientras se atropella con saña a sus
miembros y allegados, al igual que ocurre con los
sindicatos y las agrupaciones de vecinos o productores.
Todos se encuentran y sienten abandonados a su suerte ante
el avasallamiento de Chávez y su secuaces. De esto no se salva
ni nuestras Fuerzas Armadas, a las que se las sindica de
cómplices, mientras son víctimas, de los caprichos de un
presidente que sigue órdenes de la dictadura cubana.
Esta triste realidad se ha puesto de bulto en este verano
criollo con la escenografía montada por la incompetencia y
corrupción oficial en una de nuestras cárceles, donde la
tragedia ha rebasado los más crueles e inhumanos pronósticos,
evidenciando la decadencia más vergonzosa de una Guardia
Nacional, que bautizada de "bolivariana" hizo implosión
y renunció a las metas e ideales que le dieron luz por decisión
de aquel civilizado Presidente, el General en Jefe -de verdad-
Eleazar López Contreras, un militar sin escuela pero
henchido de sentido patrio y honorabilidad. La GN hoy,
después de más de 30 días no ha podido retomar uno de
sus negocios más lucrativos y los ministros de defensa e interiores,
exhiben su cínica irresponsabilidad con un desparpajo sólo
comparable al su Mandón Mayor, el ausente. Mientras este
espectáculo sangriento y vergonzoso se desarrolla, Chávez
se va de gira, cae en crisis de salud, abandona sus
responsabilidades constitucionales, no sus funciones ya
que nunca las ha ejercido, y se entrega en manos de los
hermanos Castro, ductores de una de las más horrendas
dictaduras de nuestros tiempos para que
se ocupen directamente de la colonia que él les administra:
Venezuela. Según el artículo 235 de la constitución, Chávez no
podía ausentarse por más de 5 días sin permiso de su asamblea,
pero ya tiene más de 20; si esa ausencia se excedía del plazo,
entraba en estado de ausencia temporal, y, de acuerdo con el
artículo 234, debía ser suplido por su vicepresidente y no lo
ha sido. No entro a juzgar si Jaua sería mejor presidente que
Chávez porque tal consideración es cruel e irrelevante; pero esas
son las normas que rigen para todos y no se aplican, como no
han aplicado para asegurar muchos derechos de los
venezolanos, desde la vida -170.000 asesinados -,
la libertad personal, la presunción de inocencia, la igualdad ante
la ley, la irretroactividad de la ley, la justicia y debido proceso,
el honor y privacidad, etc., todos consagrados en la constitución
venezolana pero pisoteados por órdenes u omisiones de Chávez.
Ahora, cuando todo lo anterior nos agobia, y su apretada relación
confieso que no es mérito de mi originalidad, porque son, al decir
de los abogados, unas "máximas de experiencias" que por obvias
a todos no merecen pruebas ni discusión, la mayoría, para ser
justo de los políticos que hablan por eso que ellos llaman la
"oposición" parecen estar a la espera de que las cosas se
"normalicen", que nada altere el calendario electoral, que no
existe, y que lleguemos a como dé lugar a unas elecciones a
celebrarse ¡dentro de 18 meses! Esa mayoría que se contempla
el ombligo esperando unas primarias innecesarias, perjudiciales
e infantiles, o un salvador al cual otra vez culpar si las cosas
no salen bien, mientras el país se soporta en sus ruinas.
No es posible que ante el evidente vacío de poder, gracias a
una misteriosa enfermedad de Chávez y el desconcierto de sus
secuaces, suframos un vacío de oposición ¿Por qué no se ha
llamado a los sectores que conforman la representación y
dirección de la Sociedad Nacional: los Sindicatos, las Academias,
los Empresarios, del Campo, el Comercio y la Industria, las
Iglesias, y hasta a los sectores responsables de las FAN,
a conformar un Gobierno de Unidad Nacional, que saque al país
del marasmo y la colonización castrista en que se encuentra?
¿A qué esperan? ¿A otro Mesías, para endosarle las culpas
de sus culpas, de su indolencia, cobardía y falta de patriotismo?
La cárcel de El Rodeo ha demostrado y demuestra que no se
puede vivir sin apego a la ley, y la ley no puede dictar las
conductas si no hay quien la haga cumplir; que hace tiempo que
sufrimos de "absceso pélvico" y de ausencia de arresto
para salir de él.
Caracas, 29 de junio de 2011
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