La comida descompuesta
que el gobierno reprocesa
en forma oculta y aviesa
y la ofrece para ingesta
es sin duda venenosa.
Sin embargo no lo es tanto
como el veneno del canto
de odio, envidia y otras cosas
que propaga el comandante
en su discurso aberrante.
Como el sembrador de vientos
cosecha las tempestades,
sus perversas necedades
cosecharán desaliento.
Caracas, 22 de julio de 2010.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario