Debo primero una excusa a Ana María Abreu por el
retardo en abordar el tema. A mis lectores debo mis reflexiones que esta
vez se inician con preguntas ¿cómo es
posible que una doctora por el hecho de prestar sus servicios médicos en la
cercanía del palacio de Miraflores haya podido acceder a secretos políticos o
militares concernientes a la seguridad de Venezuela? Porque si algo resulta
evidente del presente caso es que si se le imputa revelación de secretos es
porque accedió a ellos, de otro modo sería imposible la comisión del delito y
la doctora debería estar en su casa.
¿Cómo es posible que ante un hecho que afecta la
seguridad del Estado el Ministerio Público no haya iniciado una averiguación inmediata
a los que por razón de sus funciones y cargos conocen los secretos? Imagino que
los más de ellos deben ser militares, ya que el Código Penal se refiere a
“secretos militares”. ¿El jefe de la Casa Militar o el Ministro del Poder
Popular para la Defensa están libres de sospecha? Si así es ¿lo están sus
inmediatos colaboradores? Porque a mí no me vengan con el cuento de que la
doctora es la depositaria de los secretos militares o que descubrió por
casualidad un secreto que no estaba bien guardado, sino a la espera de ser
descubierto; y lo reveló.
También habla el mismo Código de “secretos
políticos”. ¿Tendrá la Ministra del Despacho de la Presidencia algún secreto
político? La Fiscalía no puede actuar sobre la base de que ella ignora los
secretos políticos. Es verdad que el Ministerio Público no puede informar cual
fue el secreto que se reveló y si era de naturaleza militar o de naturaleza
política, porque eso sería duplicar el delito y convertirlo en un hecho notorio
comunicacional, como gustaría de decir algún Magistrado del TSJ y por lo tanto
dejaría de ser secreto y su revelación dejaría de ser delito.
Yo no tengo respuesta a estas preguntas pero la
Nación se la debe exigir al Ministerio
Público, no sólo porque la revelación del secreto debe comprometer la
responsabilidad de todos los involucrados en la cadena, sino porque la falta de
atención a esa situación permite que la brecha por donde se filtró el supuesto
secreto que llegó hasta la doctora haciendo posible que ella lo revelara
continúe abierta y se siga revelando ese secreto, que yo ignoro en que consiste
y otros más, políticos y militares, que solo los más encumbrados conocen y por
eso se llaman secretos.
Los secretos que maneja la doctora por sí misma
son los de su profesión médica y no se la acusa de revelar el embarazo de una
infanta de la boliburguesía, que en
tiempos de las monarquías absolutas pudo haber sido calificado de secreto de
estado, pero que ya hoy no le paran.
Caracas, 18 de julio de 2012
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