Acabo
de ver y oír el mensaje del candidato Henrique Capriles al sector militar. Mi
atención no se acrecentó por la estúpida prohibición contenida en el radiograma
emanado del ministerio de la defensa rojo rojito que minutos antes se denunció
en el programa del valiente “Ciudadano”, Leopoldo Castillo; ya había surgido el
interés por conocer la merecida respuesta a los abusos exagerados y reiterados
de Chávez a los militares, que este 24 de junio y 5 de julio llegaron al
paroxismo. El Tirano no se ahorró en disparates ante las FAN que una vez más
han sufrido sus embates megalómanos y sus manipulaciones irrespetuosas. Eso de
afirmar que “el que no es chavista, no es venezolano” no fue más que el
producto de una mente agobiada por los medicamentos y calmantes, y el miedo que
cada día le atenaza el gañote. Buena respuesta también recibió de Capriles: “No
es el presidente quien decide quién es venezolano, sino los venezolanos quienes
deciden quién es el presidente”, y Chávez se quedó sin reacción, se privó, y esto
hay que resaltarlo.
En
efecto, algunos hemos venido notando que Chávez está agotado y sin recursos en
esta campaña electoral que se le vino encima por el torpe cálculo de
adelantarla para que la incapacidad y muerte no le coleara la parada del
continuismo tramado en beneficio de Fidel Castro, el verdadero mandamás de
Venezuela. Todos en su círculo de cómplices, que incluye a su familia,
acordaron adelantar sin justificación aparente la fecha de la elección del
próximo presidente, en una maniobra que no termino de desmadejar pero que
evidentemente la garra sanguinolenta de Fidel Castro manipuló en beneficio de
conservar su colonia petrolera; pero su Títere no estaba en condiciones físicas
y mucho menos anímicas. El candidato del gobierno no es capaz de hilvanar un
discurso coherente, de la contundencia que se requiere para vender su
catástrofe como una gesta revolucionaria, ni esquivar su entrega a los hermanos
Castro con una siembra de ánimos épicos que logren esconder su traición a
Venezuela. Se le acabaron los argumentos para manipular, misiones más, misiones
menos, a los venezolanos. Eso era de esperar y se veía venir. Lo que no supo
prever, ni él ni sus conmilitones adulantes, es que en un grupo de venezolanos
selectos, como son nuestros militares, ya al rey se le veía desnudo. Que los
crímenes contra personas y bienes los tiene hastiados, tanto o más que al resto
de los nacionales. Que en ese mundo, que vive de la disciplina y el mérito, sus
ordinarieces hace tiempo que ya habían rebasado lo permisible y que la
situación en las fronteras, donde la entrega a las FARC y el narcotráfico se
hace insoportable, el abandono de los cuarteles y sus moradores llegó a lo
impensable. Hoy recorrer las más importantes instalaciones de nuestras FAN da
vergüenza; su descuido denuncia desprecio por la institución y la más
bochornosa de las corrupciones. La intromisión de cubanos e iraníes, que fue
patente en la presentación de los “drones”, descubiertos por la prensa
extranjera, y pretendidamente construidos aquí, resulto una burla a quienes
adentro conocen su verdad y una lacra para los oficiales que se prestaron a la
comedia.
Pero,
como era de esperar, el sector miliar venezolano, nutrido de ejemplos que lo
llenan de orgullo, que supo defender la patria de la invasión cubana en los 60,
entregando las vidas de sus soldados y oficiales, muy jóvenes todos; que ha
sabido estar de pié cuando se ha requerido su señal en defensa de nuestras
inestables fronteras; que ha sostenido los derechos de todos cuando ha parecido
flaquear el poder civil, no se arrodilla ni a las amenazas de Chávez ni a sus
ofensivos halagos. Ahí está, como siempre, y a esos venezolanos les habló hoy
jueves 12 de julio Henrique Capriles en el lenguaje de todos nosotros, con
respeto y pidiendo para ellos respeto; con sinceridad, tocando sus verdaderos
problemas profesionales y familiares; citando sus intereses altruistas y no
ofreciendo dádivas vergonzosas como quien los trata cual meretrices dispuestas
al mejor postor, en especie, oropeles o numerario.
La alocución
de Capriles reflejó un respeto y consideración que nuestros militares merecían
desde hace tiempo. Llegó la hora para ellos también y estarán, una vez más, al
lado de nosotros, pues todos somos el pueblo de la Venezuela libre y soberana.
Caracas,
12 de julio de 2012.
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