La magistrada Morales, en olímpica
jalada, se anticipa a la sentencia de la Corte Interamericana que se anuncia
como restauradora del derecho a ser elegido de Leopoldo López. Con esa declaración
se muestra mejor guardián de la
inhabilitación que el propio contralor rufián.
El recurso esgrimido es por supuesto
el patriotero. El último refugio de la canalla. La magistrada se arropa en la
bandera y proclama la defensa de la Constitución y la soberanía de Venezuela,
cuando en realidad lo único que defiende es su ‘puesto’, que depende de la
complacencia que sus acciones y decisiones le produzcan al mandamás, que
atropella a diario la Constitución e invoca la soberanía como justificativo de
sus desplantes y atropellos, pero abdica de ella subyugándose a lo que ordena
Castro.
La inhabilitación política, que es
una pena accesoria a la privación de libertad como consecuencia de la comisión
de un delito, establecido por sentencia definitivamente firme, es entre
nosotros una medida cautelar, administrativa, dictada por el contralor, para
prevenir la presencia de un adversario del mandamás en la competencia electoral.
El resguardo de la Constitución y la
soberanía que invoca la magistrada es la del mandamás que impera sobre ella.
Porque para el TSJ no es su función revisar la legalidad de los actos del
contralor que soportan al mandamás, sino invocar la Constitución para resguardo
del régimen personalista supra-constitucional imperante, que es la negación del
estado de derecho y de la Constitución.
Lo mismo ocurre con el representante
de la República ante la Corte, el abogado Saltrón, para él los actos de
inhabilitación del contralor, el control complaciente de su ilegalidad por
parte de los tribunales constituyen actos patrióticos; y su cuestionamiento en
la Corte Interamericana por parte de los afectados, delitos de lesa patria.
Ya la magistrada ha expresado opinión
sobre el fondo, pero por supuesto no se inhibirá cuando llegue el momento de
conocer de la decisión de la Corte Interamericana, como no se inhibió en el
asunto del diario “VI Poder” sino que entró a
sentenciar en causa propia, es decir, se hizo juez y parte. Por eso deja
su estela en el mundo jurídico.
Caracas, 14 de septiembre de 2011
Caracas, 14 de septiembre de 2011
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