El Foro Demócrata Cristiano ante los hechos recientemente reseñados en la prensa nacional, que reportan la existencia de un serio enfrentamiento entre los dirigentes del partido Copei, por alcanzar o por mantener las posiciones de dirección en la organización, con vista al proceso interno de elección de autoridades, se dirige a la comunidad del partido con el propósito de destacar que Copei, identifíquese como partido socialcristiano o como partido popular, nutre sus principios en la concepción maritainiana de una democracia plural y no confesional.
El partido nació bajo un régimen de libertades, soportó la dictadura perezjimenista y fue factor fundamental en el establecimiento de un régimen de libertades públicas y democracia plural, que representa el más largo período de gobierno civil caracterizado por la pacífica ejecución, por obra del voto popular, del principio de alternabilidad constitucional.
Desde hace más de una década el partido sufre junto con el país el asalto inmisericorde de sus instituciones democráticas.
Primero, la pretensión de acabar con el principio de la alternabilidad, en cuyo objetivo se conjugan la egolatría de un autócrata incapaz, con el servilismo de los demás integrantes de los poderes públicos.
Segundo, el aniquilamiento del principio de la separación de poderes, que reviste de ignominia a los miembros del llamado Tribunal Supremo de Justicia, cuyos integrantes con alguna excepción, vociferan en su sagrado recinto la consigna “uh, ah, chávez no se vá”.
Tercero, el intento de acabar con el principio de la representatividad, mediante la creación de divisiones funcionales y territoriales cuyo único objetivo es desconocer la voluntad popular en los casos en que ésta ha logrado superar la estructura electoral fraudulenta.
Cuarto, la conversión de las Fuerzas Armadas Nacionales, institución apolítica y no deliberante, en un partido al servicio personal del autócrata , cuyos miembros son compelidos a gritar la consigna “patria, socialismo o muerte”.
Quinto, la vulneración de la soberanía nacional al imponer al frente de muchas instituciones patrias a quienes no son venezolanos, por la simple afinidad ideológica con el autócrata , quien se muestra así como dependiente anímica e ideológicamente del jefe de otro estado.
Sexto, la destrucción del estado de derecho no solo en la práctica cotidiana, sino mediante el mecanismo de reforma de todas las leyes, con el objetivo único de que sirvan de control de la ciudadanía y no de mejoramiento de las instituciones que pretenden regular.
Todo esto configura un estado de cosas que reclama del pueblo venezolano, de la nación toda, la restauración de la vigencia de la Constitución Nacional conforme lo establecen los artículos 333 y 350 de la misma.
El partido tiene por delante un proceso eleccionario interno
y un proceso electoral para la designación de los miembros de la Asamblea Nacional.
Dentro del estado de cosas que hemos descrito consideramos atentatorio contra los principios que dieron nacimiento a Copei que en las disputas internas se recurra a organismos como el CNE o el TSJ, para basados en las decisiones de esos órganos alcanzar posiciones de relevancia interna.
Sabemos que las reformas introducidas en el régimen electoral apuntan al establecimiento de un sistema de control de toda elección por el CNE. Se trata de un sistema de control de los partidos de oposición por el gobierno. Ante esta situación nos rebelamos. Desconocemos esa autoridad. Poco servicio le harán a Copei unos dirigentes que deriven su autoridad del CNE o del TSJ.
Sabemos a lo que queda expuesto Copei si desconoce la autoridad de esos órganos. Al desconocimiento de su legalidad.
Sin embargo, un Copei ilegal y por lo tanto clandestino y forzosamente sin curules le prestará a Venezuela un mejor servicio para la restauración de la democracia, que un Copei dirigido por autoridades que lleven una enjalma impuesta por el CNE o el TSJ.
Este gobierno se ha empeñado en dividir a los venezolanos en amigos y enemigos. El presidente se ufana en declararle la guerra a los compatriotas que no comulgan con su proyecto. Se trata de una guerra singularísima de un gobierno armado ante un pueblo inerme. Es lo propio de su condición totalitaria y de su espíritu antidemocrático.
La democracia plural y no confesional que inspira la creación de Copei y a la que nos referimos al comienzo de esta comunicación debe ser practicada en lo interno, pues si no aceptamos la diversidad y practicamos el respeto y la tolerancia frente al que es distinto, al que piensa diferente en lo interno, no será posible que el Copei sea instrumento de la reconciliación nacional que el país reclama y que tiene necesariamente como punto de partida la salida del poder de quien no la quiere y por el contrario aviva la confrontación, la descalificación y la intolerancia.
Caracas, a los dieciocho (18) días del mes de febrero de 2010
Por la Coordinación Nacional: Alberto Silva Guillen, Ángel B. Viso, Enrique Aristeguieta Gramcko, Álvaro Páez Pumar, Alejandro Páez Pumar, Eduardo Roche Lander, Justo Oswaldo Páez Pumar, Mazzini Maio Negrette, Humberto Maio Negrette, Luis Betancourt Oteyza, Julio Dávila Cárdenas, Héctor Castillo Trujillo, Antonio Rodríguez Iturbe, Hans Adams, Marcel Carvallo y Hugo Díaz Milano
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