Me
parece ver el proceso de unificación de la oposición en curso de fragua después
de una diáspora de casi tres lustros. Por ser un asunto de visión resulta
apropiado traer una cita que creo de Lord Byron, pero hasta en esto puedo estar
equivocado “two men see throu the same bars, one saw the mud the other the
stars”. En los procesos políticos no hay que atender únicamente a la sociología
o la psicología social. La química también provee explicaciones para lo que
estamos viviendo: el catalizador.
Si
los lectores recuerdan el catalizador es un elemento que interviene en las
reacciones químicas sin integrarse con los elementos que participan en ella y
crean un nuevo compuesto, pero sin su presencia la reacción no es posible. Es
esto lo que ocurrió el 7 O. La pelea entre quienes pensaban que denunciar el
registro electoral, las capta huellas y los cientos de mecanismos fraudulentos
era llamar a la abstención y los denunciantes que veían en la pasividad ante la
evidente parcialización del CNE una actitud cómplice en la conducción del
pueblo hacia un fracaso cierto, entró en un proceso de reacción química, el
catalizador fue el CNE y el producto un ariete que no es ninguno de los
sectores opositores en pugna. Quedó definido por el periodista MFS “contra el
CNE a votar”.
El
gobierno y el CNE, que es lo mismo, saben de la presencia del ariete y tratarán
que los componentes vuelvan a su estado inicial, porque el gobierno dispone de
muchos catalizadores para ese propósito y lo que importa es el estado de
alerta, porque si un catalizador cualquiera entra en contacto con alguno de los
elementos puede generarse una reacción contraria y volveremos al estado previo.
¿Contamos con algún método, instrumento o antídoto para evitar el efecto de los
catalizadores que desplegará el gobierno?
Sí.
El primero es mantener al catalizador primigenio, al CNE, donde está, al descubierto
en su condición de órgano de uno de los contendientes y en consecuencia
inaceptable juez. No se trata ni de anunciar un fraude por anticipado, ni de
que si no cambian las condiciones no iremos a votar. Se trata de que si a la
oposición no le es dada participación plena en todas las etapas del proceso
desde la revisión total del registro hasta el conteo final, los resultados
serán consecuencia de un delito electoral en flagrancia.
Lo
segundo es mantener la claridad del objetivo, que es librar al país de un
régimen que en lo político avasalla al ciudadano, en lo económico lo arruina,
en lo social lo esclaviza, haciéndolo mendigante y en lo intelectual lo
robotiza como repetidor de consignas. Todo lo que hagamos, digamos o escribamos
es contra el proyecto porque el objetivo es librar al pueblo de la dictadura
totalitaria que lo amenaza. Lo que digan otros opositores así consideremos que
lo dicho termina favoreciendo al gobierno no es objetivo, porque perderíamos
tiempo tratando de hacer una oposición perfecta, cuando lo que necesitamos es
una oposición permanente.
El
perfecto opositor ve las acciones de “la oposición” llena de estupideces
cometidas por otros. Carmona, las
marchas, la huelga de PDVSA y el llamado a la abstención. Antes de lo que ocurrió
nadie podía predecir lo que ocurriría, pero en esos anatemas ¿cuánto no
responde a expectativas que se frustraron? Esto es lo que más gravita entre los
opositores como elemento anti catalizador.
Me
van a perdonar que para concluir me cite. No recuerdo cuando, pero escribí,
“iremos de derrota en derrota hasta la victoria final”. Siento que muchas cosas
que han ocurrido fueron pequeñas victorias aunque no se tradujeron en la
obtención del objetivo final, pero marcaron parte importante del camino que andamos,
sin éxito, pero es el que hemos hecho al andar.
¿Compañero opositor, sabe usted si su camino de verdad tendrá éxito? Respeto al
camino de otros viajeros es catalizador.
Caracas, 14 de noviembre de 2012