“…las cosas, para hacerlas bien, es
preciso hacerlas dos veces: es decir, que la primera enseña la segunda” Simón
Bolívar
El próximo 12 de abril celebraremos otro
aniversario, el décimo, de un acontecimiento que nos debe llenar de orgullo a
los demócratas, por eso hablo de celebrarlo. En efecto, ese día el pueblo de
Caracas, en una manifestación pacífica nunca vista, marchó espontanea y
decididamente hacia el palacio de Miraflores a exigirle la renuncia a Hugo
Chávez, y lo logró. En la gesta, las bandas armadas y organizadas del chavismo
asesinaron a 19 venezolanos e hirieron a balazos a otro centenar. Los autores
de esta masacre fueron fotografiados y filmados infraganti y las imágenes
recorrieron el mundo hasta provocar un importante premio a los reporteros de un
canal de televisión que a ello se atrevió. No obstante, los criminales fueron
aclamados como héroes por el Tirano y condecorados con una orden inventada a
tal fin. La matanza no fue peor porque las FAN, llamadas a su ensañamiento, se
negaron a ejecutar la orden, en resguardo de su honor y de una tradición de respeto a la justicia que
entonces imperaba en los cuarteles. La consecuencia de estos sucesos fue, como
antes anotamos, la renuncia del cabecilla, la caída del gobierno forajido, y la
fuga y escondite de los cómplices más conspicuos del chavismo.
Lo que ocurrió ese 11 de abril de 2002
fue la culminación de una serie de protestas y rebeliones nacidas en la
sociedad por el atropello que se ensayaba contra las leyes y los intereses
nacionales por un gobierno que promovía, tímida pero decididamente entonces, el
enfrentamiento entre los ciudadanos, exacerbando diferencias económicas y
creando rencillas sobre bases artificiales de diferencias sociales y raciales,
que presagiaban la tragedia que viviríamos desde esos primeros días hasta el
infierno de éstos cuando podemos sumar más de 170.000 asesinados por un hampa
estimulada por el mensaje de odio y resentimiento social y familiar que aqueja
al Jefe y principales acólitos de esa horda que es el chavismo. Esa rebelión
cuajó y nos liberó del Tirano, y eso debemos celebrarlo como celebramos otras
fechas en honor de la libertad, aun cuando esas gestas no produjeron un efecto
duradero pero significan un hito que nos anima todos los años a la lucha por
nuestros derechos republicanos y democráticos. Es lo mismo que hacemos con el
19 de abril de 1810, cuando el pueblo de Caracas, desde su Plaza Mayor se
manifestó para exigir la renuncia Vicente de Emparan por representar la
usurpación, y lo logró; allí nació nuestra independencia, consagrada el 5 de
julio de 1811. Luego esa libertad y república se perdieron por traiciones de
los Vinoni de entonces, que terminaron por el regreso del despotismo y la
entrega en manos de Monteverde del Precursor Francisco de Miranda, aduciendo
que fue el único responsable del fracaso de la rebelión, en oscuro proceder de
algunos –es curioso cómo se repite la historia con su hado perverso-, y en tan
corto tiempo como sólo dos años más tarde, julio de 1812. No obstante a ese
aparente fracaso, todos los años en Venezuela celebramos con actos y desfiles la
fecha de esa rebelión, entre otras cosas, para recordarnos que lo logramos y
que debemos intentarlo cada vez que sea obligado recuperar nuestra Libertad,
hoy conculcada, nuestra Republica, hoy desdibujada por un absolutismo casi
monárquico, y nuestra Soberanía patria, hoy violada por la férula cubana de los
hermanos Castro. Así, los patriotas de entonces lo volvieron a intentar en 1813
con la Campaña Admirable, bajo la inspiración de Bolívar, para caer otra vez
ante las huestes del Boves de entonces, también invitadas a la matanza de
venezolanos, como hoy, por el mensaje del resentimiento social y racial, que
duró victorioso hasta su muerte un buen día en Urica, el 5 de diciembre de
1814. Pero lo volvimos a intentar años
más tarde, 1817, y con el liderazgo del hoy denostado
José Antonio Páez y sus llaneros salvados para la causa libertaria, sellamos la
Independencia en Carabobo en 1821. Por eso cada vez que vivimos un 19 de abril
nos acordamos de aquella rebelión y lo celebramos, y por eso este 11 de abril
de 2012 recordaremos la rebelión de Caracas que sacó al Tirano del poder y lo
celebraremos. Poco importa que los Vinoni de hoy, civiles y militares, nos hayan
robado nuestra oportunidad de libertad y democracia, lo logramos entonces y lo
volveremos a lograr, estoy tan seguro como lo estuvieron Negro Primero y los
soldados de Páez en Carabobo.
Caracas,
6 de abril de 2012
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