Primero fue expropiado.
Después le quiso comprar
y al no poderlo lograr
lo sometió al cuidado,
de unos cuantos matasanos
que en un oscuro penal
al que llaman hospital,
le sirven bien al tirano.
Un hospital militar
que es al arte de curar,
como el arte de fingir
en aquel que te contara,
según Marx lo enseñara,
es al arte de mentir.
Caracas, 1° de junio de 2010
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