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14/5/11

Yo lo veo distinto por Oswaldo Páez-Pumar

Pareciera que hay consenso al analizar el resultado de la
elección en Perú. Se vislumbra un futuro inmediato negativo,
contrastante con el crecimiento económico sostenido de los
últimos diez años y con el crecimiento de la institucionalidad
democrática.
Keiko Fujimori representa el intento de reeditar el autoritarismo
militar y derechista que encabezó el padre y Ollanta Humala
una suerte de chavismo agazapado, militarismo izquierdistoide.
Humala tiene una trayectoria bastante conocida y no luce
desacertado pensar que su distanciamiento de Chávez es una
estrategia electoral. Tampoco luce descabellado pensar que la
hija venga por la reivindicación del padre y lo que representó
en la vida del Perú.
Confieso saber poco de Keiko Fujimori, pero me parece
advertir un tsunami antidemocrático al descartarla por hija de
Alberto Fujimori, como diría Andrés Eloy Blanco “…y no
olvidar que las hijas del que me hiciera sufrir para ti han de ser
sagradas como las hijas del Cid.”
Que Keiko haya obtenido la segunda votación en competencia
no con Humala, sino con el trío representativo de la
institucionalidad democrática, creo que es signo de que esa
institucionalidad no logra despertar “la esperanza”. No hay
duda de que con independencia de sus atropellos, su
desmantelamiento de la democracia y centralización del poder
y finalmente su pretensión de perpetuación en el mismo,
Fujimori despertó en grandes sectores populares
una esperanza. La hija recogió ese legado. ¿Quiere ello decir que
necesita adoptar la política del padre? Eso está bien para el
discurso de campaña de sus adversarios cuyo objetivo era
impedir que buena porción del electorado se sintiera atraído
por ella.
Insistir sobre eso ahora es una más de esas ridiculeces del
estamento político latinoamericano que como se horroriza
si lo califican de derechista, se desata en condenas contra
la dictadura de Pinochet o la de Lobo, que no ha tenido
tiempo de iniciarla; y comparte con toda impavidez los
cincuenta años del totalitarismo fidelista.
La tentación de cerrar filas contra Keiko es grande porque lo
de su padre es reciente y no se ha experimentado, en carne
propia, quiero decir peruana, la diferencia entre salir de un
dictador y ponerle fin a un régimen totalitario.

Caracas, 12 de abril de 2011

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