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16/10/10

OSWALDO ALVAREZ PAZ AL PAÍS

¡Venezolano siempre, comunista nunca!

Las elecciones parlamentarias dejan claras señales que no podemos ignorar a la hora de trazar el camino hacia la victoria definitiva de la democracia venezolana.

En democracia el voto libre y secreto debe expresar la representación directa de las opciones y cargos sometidos a votación. Existirá la opción que logra más votos y las que obtienen menos respaldo. El ganador respeta las minorías y estas reconocen al ganador. Por el contrario, cuando la democracia no existe, la minoría tiránica gobierna contra la voluntad de la mayoría.

El Presidente Chávez polarizó y perdió Fue él quien transformó estas elecciones en un evento plebiscitario; su omnipresencia en los circuitos más importantes y sus abusivas cadenas de radio y televisión lo convirtieron en el único candidato, en la única opción oficialista. De esta manera, Chávez intentó ser el ganador absoluto y terminó siendo el único perdedor.

La opción democrática, por el contrario, presentó proyectos y rostros, debatió con los electores. traspasó antiguos bastiones chavistas en los sectores más pobres, y se preocupó porque cada elector en cada región y en cada circuito, se identificara con sus aspirantes. Los resultados demuestran que la mayoría prefirió la unidad multicolor al rojo comunista. La multiplicidad de propuestas y rostros derrotó a la única y gastada cara que presentó el oficialismo.

La imagen de una campaña debe ser la síntesis de una obra de gobierno. Por el contrario, lo que vimos pasear muy sonrientes en rojas carrozas fue la inseguridad, el desconocimiento de la propiedad privada, la exclusión social, el miedo, la violencia, la injusticia y la corrupción. El voto premia y castiga, y es así como en el plebiscito del 26 de septiembre fueron castigados tanto la obra, como el jefe de la obra. Esta es una realidad que el mismo Chávez construyó cuando afirmó, '"vienen por mi"'. Ese reto lo compró el elector, pues cada voto opositor significó un ""voy por ti", que en la expresión más democrática se tradujo en un claro NO al proyecto comunista.

Conscientes de la derrota que veían venir, los técnicos electorales del oficialismo diseñaron un hábil y perverso método de reparto parlamentario que viola nuestra Constitución y vulnera la composición de la nueva Asamblea Nacional. Como resultado de esta fraudulenta maniobra, la institución creada como expresión de la voluntad popular será integrada por una mayoría parlamentaria que es minoritaria en la calle, mientras la verdadera mayoría nacional ha quedado mutilada en lo que debería ser su auténtica representación. Nada de esto ha podido esconder una realidad evidente: el gobierno es minoría.

Ante esta realidad, Chávez tiene tres opciones: revisión, rectificación o radicalización. La patología del Presidente nos indica que en las próximas semanas pretenderá acelerar la imposición de su proyecto comunista Lo correcto sería que la actual Asamblea entrara en receso hasta enero. Lo más probable, sin embargo, dada la '"naturaleza de la bestia", es que hagan lo contrario y aceleren la aprobación de leyes contrarias al interés nacional, que apuntan a la disolución de !a República.

Lo anterior se evidenciará en el fortalecimiento de figuras de poder paralelas, designación de un nuevo y servil TSJ, límites aún mayores a la libertad de expresión, acoso a la disidencia y nuevos ataques a la propiedad privada. De modo que asistimos a una crisis de legitimidad y como consecuencia de ello a un deterioro aún mayor de la gobernabilidad.
Ante la entrega servil y traidora a estados foráneos, como la Cuba de Castro, cualquier democracia ya lo habría sometido a juicio. Ante la ineficiencia y corrupción de su gobierno, cualquier demócrata ya habría renunciado. Ante las continuas violaciones a la Constitución, cualquier Poder autónomo lo habría destituido. Sin embargo el castro-Comunismo solo conoce la retención del poder, por cualquier vía: fraudulenta o violenta, sin importar a la miseria que somete al pueblo y a pesar que la nación lo haya rechazado. En su empeño, Chávez conduce al país hacia una etapa de caos que amenaza la existencia misma de la República.

La grave crisis nacional plantea una lucha frontal entre libertad y totalitarismo, entre democracia y comunismo. Todo el esfuerzo unitario de la Venezuela democrática debe orientarse a la definición de lo que debe ser la Unidad de Destino del país. Estamos en lucha abierta contra un sistema que ha fracasado en el mundo entero y que lo único que ha sembrado es pudrición y ruina. El malestar popular continuará creciendo, en la medida en que las ilegítimas leyes existentes y a implementarse vayan colapsando la economía del país y los espacios de convivencia social y política.

Un sólido y enérgico liderazgo unitario debe comprender claramente la hora que vivimos. Los que fueron candidatos de la democracia y libertad en las pasadas elecciones, electos o no, deben convertirse en los líderes naturales de la Unidad en la lucha por derrotar al proyecto comunista y abonar el camino hacia una victoria aplastante en el 2012.

Caracas, 5.X.2010.

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