La Fuerza Armada Nacional, hoy mal llamada bolivariana,
es una institución creada bajo la presidencia de Cipriano Castro
y desarrollada bajo la dictadura de Juan Vicente Gómez para su
propio sostenimiento. No es por lo tanto ni heredera del ejército
libertador, ni forjadora de libertades, como se suele decir en los
desfiles aniversarios de las fiestas patrias.
Sin embargo, aunque nació con el objetivo personal de sus
creadores, poder gobernar en paz con el respaldo de un ejército
nacional que sometiera a las montoneras del siglo XIX, la FAN
los trascendió, porque se hizo institución al preservar la paz a la
muerte de Gómez y tiene derecho a reclamar para sí en buena
parte ese mérito.
Como toda institución integrada por hombres su historia se
llena de las acciones de los hombres que la conforman, la mayoría
de ellos, fieles a su juramento, actuando al servicio de la Nación y
cerrando el paso a las montoneras, pero algunos de sus miembros
la han puesto a su servicio, al de su parcialidad política en abierta
violación de la Constitución, entre otros su actual comandante en
jefe, que se permite hasta llamarla suya.
En esa historia de la institución que sobre pasa en pocos años
un siglo de existencia, su función de garante de la
independencia y soberanía de la nación sólo ha estado sometida
a verdadera prueba en una ocasión. Hay que proclamar que en
esa única ocasión la FAN salió victoriosa.
Se dice fácilmente que Venezuela es un país pacífico y se
aduce como prueba que, de todos los que integran Iberoamérica
es el único que no ha estado involucrado en una guerra
internacional con algún vecino. Eso es falso.
Venezuela estuvo en guerra con Cuba durante los años
sesenta. La FAN salió victoriosa de esa guerra en donde el
objetivo estratégico no sólo de Cuba sino de la URSS era
el petróleo venezolano. Ese objetivo sigue presente en Cuba y
su tirano Castro, que sin disparar un tiro se apropia no sólo
del petróleo que requiere la isla, sino de una buena cuota del
que exporta Venezuela.
La FAN que sostuvo la soberanía de Venezuela con la sangre
de sus soldados y sus oficiales debe sentir un gran consuelo al
saber que el autor de esa entrega sin disparar un tiro, salvo
los que ordena contra su propio pueblo inerme, la considera
suya.
Caracas, 15 de agosto de 2011