Considera el Presidente
que gobernar es mandar
y que mandar es gritar
y que eso es suficiente,
pues no logra percibir
el supremo comandante,
quizá por lo arrogante,
que gobernar es servir.
Su concepto del poder
es que lo ha de ejercer
para propio beneficio
y por eso ha destruido
cuanto halló construido,
como el peor sin oficio
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